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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El incendio de Guadalajara

Quiero denunciar desde estas líneas la situación de los pueblos de la zona norte de Guadalajara, que, lamentable y previsiblemente, ha acabado en tragedia este fin de semana. El pinar de Luzaga, pueblo al que pertenezco, "se incendió" por cinco sitios distintos a la vez en agosto de 1994, afectando a varios pueblos más de la zona, completando 3.500 hectáreas de pinar quemado. El mismo campamento de niños que se evacuó entonces hubo de ser evacuado ayer porque 11 años después los insignes políticos que nos gobiernan, a todos los niveles y de todos los partidos, han seguido aplicando la misma política de entonces. Falta de vigilancia y de limpieza en los montes; falta de planes de actuación consensuados con los ayuntamientos, que son los que conocen el terreno; falta de formación, digan lo que digan, y de conocimiento de ese mismo terreno por parte de los retenes que, como los héroes inocentes del domingo, no saben dónde se meten, y falta de medios técnicos.

El sábado por la tarde, una persona de Protección Civil me preguntaba cómo ir a La Riba de Saelices, mientras intentaba guiar a un camión con una máquina; ni siquiera llevaba un mapa. Los aviones no llegaron el domingo hasta las once de la mañana y amanece a las siete. ¿Creen que viendo esto se puede aguantar que un político venga al pueblo de uno a decir que estemos tranquilos y que todo está controlado?

Desde hace años, sólo se han acordado de nosotros para imponernos tendidos eléctricos, parques eólicos o líneas ferroviarias. ¿Hasta cuándo seguiremos con este abandono institucional? ¿Cuánto más habremos de perder? ¿A cuántos entierros tendremos que ir antes de que alguien se decida a invertir donde debe?- Alfredo Ayuso Morales.

No es noticia, desgraciadamente, que se quemen cientos de hectáreas de bosque. Hacen falta 11 víctimas mortales de un incendio para que la política nacional abandone el debate estatutario y se centre en un problema que no entiende de competencias ni de límites autonómicos. En el caso del incendio de Guadalajara, como en otros, se percibe no solamente la imprudencia de unos ciudadanos, sino una absoluta descoordinación autonómica en normas y medios en la que el Estado sólo interviene cuando la magnitud del desastre alcanza términos catastróficos.

Espero que el Gobierno tome nota, no vaya a ser que el debate político sobre si una autonomía puede ser considerada como una nación se convierta en un debate medioambiental y España se transforme en una nación de desiertos.- Teresa González Rodríguez. Madrid.

Hace ya unos veinte años, en Inglaterra, acudí con varias familias inglesas a comer al campo. En un momento determinado comenté la posibilidad de realizar una barbacoa a la semana siguiente en aquel mismo lugar u otro de aquel maravilloso paraje. La cara de asombro de los británicos fue general y muy reveladora. "¡Imposible!", dijeron de forma unánime, "en aquel espacio u otro parecido no se deben realizar barbacoas dada la peligrosidad que conlleva hacer fuego en un escenario de alto riesgo". Por tanto, la barbacoa la realizamos a la semana siguiente, pero en la playa donde sí estaba permitido, ya que el riesgo era mucho menor.

Y en nuestro país seguimos permitiendo alegremente realizar barbacoas en los montes o áreas de gran riesgo, e incluso fomentándolo por los Ayuntamientos poniendo instalaciones para cocinar y, por tanto, hacer fuego. En definitiva, nada de lumbres, brasas ni llamas en nuestros montes para barbacoas o similares.

Más vale prevenir que lamentar. - Modesto Lorenzo Matesanz. Madrid

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