"No hay lugar para los fondos de alto riesgo en el segmento de particulares''
"Los europeos ahorran más que los estadounidenses, pero ahorran peor", señala el alto ejecutivo
Thomas Balk, responsable de Fidelity Investments para Europa, cree que los europeos ahorran más que los estadounidenses, pero ahorran mal. Diversifican poco y se entregan demasiado al consejo de su banco, que, como asesor financiero de cabecera, puede que no siempre aconseje los mejores productos para sus clientes. Por eso es un encendido defensor de una regulación europea que fomente la capacidad de elección de los inversores particulares y les dé un acceso más fácil a toda una gama de fondos de inversión que no tienen necesariamente que ser los de su propio banco.
Por el contrario, no cree que los hedge funds (fondos de alto riesgo) estén hechos para el sensible estómago de los inversores de a pie y cree que deben quedarse para los auténticos profesionales, que sean capaces de asumir los fuertes riesgos que asumen.
"Se está produciendo un desplazamiento regional de flujos, por ejemplo, los procedentes de Oriente Medio, generados por la subida del petróleo"
"La regulación de los fondos de inversión en Europa, desde la primera directiva, en los años ochenta, ha tenido como objetivo el producto"
Pregunta. ¿De dónde viene toda la liquidez que invade los mercados?
Respuesta. En Europa, no como en Estados Unidos, la tasa de ahorro es alta, y se ha colocado normalmente en depósitos a plazo y cuentas de ahorro con un tipo de interés históricamente bajo. En estos momentos, si sólo se obtiene un 1% o 2%, no se supera la inflación. Lo que estamos viendo es una transferencia de efectivo hacia inversiones que ofrecen mayores rendimientos, como acciones, fondos de inversión o bonos. Pero la mayor parte de la liquidez viene de instituciones. Se está produciendo un desplazamiento de flujos de una región a otra, por ejemplo, procedentes de Oriente Medio, generados por la subida del petróleo. También hay mucha inversión apalancada, porque hay un gran nivel de endeudamiento. Y, por supuesto el mercado de derivados ha creado una nueva clase de inversiones.
P. Los bajos tipos de interés, ¿están estimulando prácticas de riesgo a la hora de invertir?
R. En un entorno de tipos bajos la gente busca inversiones de alto rendimiento, pero no se dan cuenta de que no hay nada gratis. Cuanto más alto es el rendimiento, más alto es el riesgo. En especial, los inversores particulares, sobre todo, no son conscientes de esa correlación, por lo que son las entidades financieros las que deben asegurarse de que se entienda mejor esa relación. Si se entiende, no hay ningún problema en que los ahorradores europeos pongan más dinero en instrumentos de alto rendimiento.
P. ¿Cree que el futuro de las pensiones pasa necesariamente por las cuentas de ahorro privado?
R. Hay problemas para la financiación de las pensiones en todos los países europeos. La solución al problema de las pensiones es doble. O los Parlamentos de Europa refuerzan los sistemas obligatorios de pensiones, y eso es difícilmente aplicable porque sería como otro impuesto más, o se conceden ventajas fiscales. En los últimos veinte años, los europeos no hemos apartado suficiente dinero para la jubilación y, a medida que la generación del baby boom envejece, será más difícil cerrar el desfase. Con 55 años es muy difícil cerrar ese déficit en la cobertura de la pensión. A los 40 es más fácil, pero el tiempo se agota. No hay más que ver las tendencias demográficas. En 2030, más de la mitad de la población tendrá más de 60 años.
P. Los españoles, tradicionalmente, destinan la mayor parte de su ahorro a la compra de su vivienda. ¿Es un patrón de ahorro adecuado? ¿Se verán afectados por las consecuencias de esa potencial burbuja inmobiliaria?
R. Se deben tener carteras diversificadas en las que no predomine un tipo de activo. No hay nada malo en ser propietario de una casa si es en la que se vive, porque no se va a vender, así que no importa si hay burbuja. Así que este discurso sobre la existencia o no de una burbuja es más para el sector comercial, no para los particulares. Creo que no es justo asustar a la gente porque la gente debe entender es que deben poner parte de su patrimonio fuera de su vivienda, y eso no está sucediendo, porque la gente paga su hipoteca y consume. No hay nada intermedio y es necesario invertir en activos financieros.
P. Usted es un apasionado crítico de la ausencia de un mercado único de servicios financieros europeo. ¿Qué cree que es prioritario para lograrlo?
R. El marco regulatorio del sector de gestión de activos está en un punto de inflexión. En los veinte últimos años, la regulación de fondos de inversión, desde la primera directiva, que data de la década de los ochenta, ha tenido como objetivo el producto. La Comisión Europea creía que, si se regulaba el producto, el mercado único surgiría automáticamente porque todo el mundo podría elegir fondos de cualquier país. Pero eso no funciona así porque los productos financieros no se suelen vender directamente al público, sino a través de entidades financieras. Básicamente, ahora aquí están los productos, tienen iguales características europeas y ahora los consumidores pueden venir y adquirirlos. Pero eso no sucede porque la distribución es local, así que un inversor español puede no tener idea de que hay fantásticos fondos italianos. Hay que avanzar hacia el siguiente paso, la creación de un mercado único. Y ello no significa sólo armonizar el producto, sino dar acceso a ellos a los consumidores de toda Europa.
P. ¿Qué debería hacer el regulador para favorecerlo?
R. Si quieres vender coches, tienes que hacer publicidad, pero los productos financieros son más complejos y la gente en Europa no los compra directamente. ¿Dónde acuden los clientes? A su banco. La gente no compra directamente, como en Estados Unidos. Así que hay que regular que los productos armonizados estén a disposición de los inversores y para ello se debe regular que los bancos no ofrezcan a sus clientes predominantemente productos. En Estados Unidos no se permite que más del 50% de los fondos que una entidad vende sean suyos y se vigilan los comportamientos anticompetitivos. En Europa, los flujos de fondos no van mayoritariamente a los mejores fondos, sino a los fondos que asesoran los abonos y puede que no sean siempre los mejores para los clientes.
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