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Reportaje:TERROR EN LONDRES | El debate en la UE

Los 'yihadistas' de segunda generación, los más peligrosos

La policía reconoce que los terroristas nacidos o arraigados en Europa son difíciles de detectar

José María Irujo

Sir John Stevens, el ex jefe de Scotland Yard, dio en la diana cuando al día siguiente del atentado barajó la hipótesis, entonces todavía no había datos objetivos, de que los autores del atentado eran británicos y pertenecían a la amplia comunidad de musulmanes de segunda y tercera generación que reside en Reino Unido. Los paquistaníes son la principa comunidade musulmana en ese país.

Ésa pudo ser una de las causas por la cual el equipo de Elisa Manningham-Buller, la poderosa jefa del servicio de inteligencia interior y contraterrorismo Mi5, no disponía de datos sobre la existencia de esta célula de terroristas que ha logrado burlar al servicio de inteligencia más y mejor preparado de Europa en la lucha contra el terrorismo islamista. Una unidad que desde el 11-S, en 2001, había redoblado sus medios materiales y humanos para abortar un ataque. Desde entonces, según sus responsables, han desbaratado ocho supuestos planes de atentado.

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Detectar a los miembros de las células durmientes de Al Qaeda y sus grupos asociados cuyos integrantes pertenecen a una segunda y tercera generación de inmigrantes, como Sahzad Tanweer, de 22 años, uno de los supuestos terroristas de Londres, un amante de artes marciales y críquet que se fue a Pakistán a estudiar religión, resulta más complicado, según señalan todos los expertos consultados.

Como dijo Stevens, el hombre que desde el 11-M anunció a los londinenses que el ataque en esa ciudad era "inevitable", "serán [los autores] gente con apariencia de ciudadanos, jóvenes vestidos de manera conservadora y limpia, británicos corrientes y probablemente con un alto nivel educativo. Con conocimientos informáticos, habrán usado Internet para investigar en explosivos, productos químicos y electrónica".

Serhane Ben Abdelmajid, El Tunecino, uno de los siete suicidas de Leganés que protagonizó el 11-M era, además de licenciado en Económicas, un experto informático; al igual que el traductor marroquí Amer el Azizi, uno de los huidos, o los hermanos Mohamed y Rachid Oulad, otros dos suicidas del 11-M, en cuyo ordenador portátil visionaban para todo el grupo el asesinato de los agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en Irak; o Rabei Osman, pintor egipcio de brocha gorda, pero aficionado a la informática. Desde una página web israelí obtenía gráficos, esquemas y dibujos para montar explosivos. El fanatismo religioso, otro de los sellos de los terroristas de Londres, está también muy presente en los perfiles de los yihadistas de Madrid.

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El perfil que describió el ex jefe de Scotland Yard es el que más preocupa a los responsables de los servicios policiales y de inteligencia de Europa. Y en especial a los españoles, un país donde la inmigración es un fenómeno nuevo. Un responsable de la Unidad Central de Información Exterior de la Guardia Civil (UCE2) lo explica así: "Los yihadistas que procedan de la segunda generación de inmigrantes, un fenómeno que ahora se está desarrollando en España, va a ser el gran reto en nuestra lucha contra este fenómeno terrorista. Es evidente que gente familiarizada y empapada de nuestras costumbres será difícil de detectar".

La policía, la Guardia Civil y el CNI esperan recibir la identidad de los cuatro presuntos terroristas paquistaníes para comprobar si mantuvieron algún vínculo con la célula de paquistaníes desarticulada en 2004 en Barcelona. Este grupo grabó en vídeo edificios emblemáticos de la ciudad y envió dinero a Amjad Farooqi, el hombre acusado de secuestrar y asesinar, en 2002, a Daniel Pearl, periodista de The Wall Street Journal. "Aún no sabemos nada sobre alguna conexión", aseguró ayer el responsable de esta investigación que instruye el juez Ismael Moreno en la Audiencia Nacional.

Los autores de la matanza en Londres han protagonizado la segunda yihad (guerra santa) con éxito en Europa y el primer atentado con terroristas suicidas en el continente. El primero fue el 11-M de Madrid, un ataque en el que el factor suicida se mostró por vez primera en territorio europeo cuando Jamal Amidhan, El Chino, Allekema Lamari, Sarhane Ben Abdelmajid, El Tunecino, y otros cuatro yihadistas fueron cercados por la policía en Leganés. Hasta entonces los suicidas no se habían estrenado en Europa. Pero el atentado de Casablanca, protagonizado por 13 suicidas contra objetivos diferentes, entre ellos el restaurante de la Casa de España, fue el primer aviso de que lo que veíamos en Afganistán o Irak se aproximaba a Europa. El 11-M fue la primera demostración; el 7-J, la segunda. Los responsables antiterroristas se preguntan dónde y cuándo será la tercera.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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