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Reportaje:

Rapaces madrileñas para repoblar Europa

La Caixa lanza un programa de reintroducción de buitres negros y leonados en el continente a través de una ONG

El verano es la estación en la que más sufren los animales. Cuando más accidentes o agresiones padecen. Al menos es en estos meses, coincidiendo con la época de cría, cuando más criaturas llegan a la sede del Grefa (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat) en Majadahonda. Una ONG que se dedica a la recuperación de animales "salvajes" heridos en la región y su posterior devolución a su hábitat natural.

Grefa trabaja con cualquier animal lastimado con la única condición de que no sea doméstico. Cada día que pasa, al menos una nueva criatura cruza las puertas del centro en brazos de un particular o, incluso, de agentes de la Guardia Civil. Atendió a 2.500 animales en 2004. Pero sin duda -aunque no por ello reciban atención especial- las "estrellas" de Grefa son las rapaces, según reconoce a regañadientes Fernando González, uno de los profesionales del centro y director del hospital -él prefiere llamarse veterinario a secas- de esta residencia de animales. Además de estos profesionales, numerosos voluntarios acuden a diario a echar una mano.

Águilas imperiales, cernícalos, buitres negros y leonados y búhos reales son, por su número y condición -en riesgo de extinción en algún caso- los animales que han llamado la atención de la Obra Social de La Caixa. "Carroñeras", explicita González. La caja catalana ha iniciado en Madrid un programa de "recuperación y reintroducción" de estas especies en Cataluña, que pretende extender al resto de España. La Caixa aportará 12 millones de euros, que se destinarán principalmente a "ampliar el equipamiento médico-quirúrgico y veterinario" del centro, según explica la propia entidad.

La razón por la que las rapaces son los animales más numerosos en el centro es sencilla: "Cuando un mamífero es herido tiene capacidad de ocultarse arrastrándose o como pueda. Mueren sin que se les encuentre. Un ave, sin embargo, si se queda sin alas y no puede volar no tiene el instinto de esconderse y es encontrada más fácilmente", explica González.

El centro de Grefa está perdido en medio de la tranquila urbanización Ciudad Bonanza de Majadahonda, medio oculto entre los árboles. El lugar parece ideal para que las aves reposen tranquilas, alejadas del ser humano y su ruidosa civilización. El centro funciona como una auténtica residencia. Tiene quirófano, centro de rehabilitación y habitaciones donde las rapaces descansan completamente aisladas del entorno.

Hay cuatro departamentos principales por los que los animales circulan en riguroso orden: rehabilitación, cría en cautividad, enfermería y campo. Las criaturas llegan al centro y lo primero que se hace es un diagnóstico y su correspondiente tratamiento clínico. Ésta es la parte de Fernando, que practica unas tres operaciones semanales en Grefa. "Una de las últimas fue una endoscopia a un buitre negro", recuerda.

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Una vez curado hay que evaluar si el animal en cuestión es apto de nuevo para la vida en libertad. Si lo es, se le rehabilita y se devuelve a su hábitat cuando el ave está preparada. A los animales más emblemáticos o importantes se les coloca un pequeño aparato de radio control para seguir sus evoluciones.

Pero también puede no estar listo para volver a su entorno. Por ejemplo, "si hay que amputarle un ala", señala. Estos ejemplares pasan a la reserva, a dar servicio a la comunidad. Si pertenecen a una especie en peligro de extinción, se les empareja para que se reproduzcan y repoblar zonas necesitadas. También sirven para integrar a sus nuevos compañeros.

Grefa da cobertura a toda España y parte del extranjero. Tiene un programa de reintroducción del buitre negro en Italia, por ejemplo. Uno de los objetivos del programa, según explican desde La Caixa, es "crear un corredor [de buitres leonados] entre España, Francia e Italia, Europa del Este, los Balcanes y Turquía para comunicar las poblaciones ibéricas con las asiáticas".

Corredor europeo

Parte de este corredor europeo de aves será Cataluña. Actualmente siete buitres negros esperan destino en el recinto limitado por verjas que tiene habilitado el centro. Junto a ellos, un alimoche muy sociable sin nombre -ningún animal del centro lo tiene- corretea por el recinto y se acerca a saludar al visitante.

Las principales causas de internamiento de animales son los traumatismos. González explica que dentro de esta categoría tan ambigua se esconden "atropellos, golpes de personas o caídas de aves que están aprendiendo a volar". También están proliferando mucho últimamente los envenenamientos. "Está volviendo una antigua mentalidad de que hay ciertas aves que son alimañas y se comen los animales" que el humano piensa le pertenecen. También los pollos huérfanos o los animales que provienen del comercio acaban en el centro.

Una de las actividades quizá más sorprendente que realizan en Grefa son las necropsias. "Es importante establecer la causa de la muerte de los animales porque puede deberse a un factor determinado que afecte a más criaturas y podemos intentar cambiarlo", continúan los responsables del centro. González explica que en muchas ocasiones han solicitado a las compañías eléctricas que cambien el recorrido de algún tendido y éstas lo han aceptado "con muy buena voluntad". "Ha habido un cambio de mentalidad importante en este sentido".

12.500 animales en una década

El Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa) lleva más de 20 años trabajando en Madrid. Su labor se ve más reconocida según pasa el tiempo, tal y como cuenta Fernando González, responsable del hospital.

Actualmente el centro tiene firmados numerosos convenios con diferentes entidades como el Gobierno regional o universidades que mandan alumnos -de biología o veterinaria, entre otras especialidades- a realizar allí sus prácticas.

Para ver la evolución del centro basta consultar la estadística. Por allí han pasado unos 12.500 animales -todos salvajes, aves en su gran mayoría- en los últimos 10 años y la cifra de ingresos anuales se ha multiplicado por cuatro respecto a 1995.

La situación empeora especialmente en verano, según cuenta González. Ésta es la época de cría, en la que muchos recién nacidos sufren accidentes mientras aprenden a volar o simplemente a manejarse por el mundo.

Desde Grefa también advierten sobre otro fenómeno. "Por aquí pasan, a lo largo del año, animales que han sido tiroteados. No se respetan las épocas de caza ni los animales que se pueden cazar", se lamenta González.

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