"Hay dinámicas esperanzadoras en África"
Ibrahim Ouedraogo es secretario general del INADES-Formation, una asociación que fomenta la coordinación de los movimientos campesinos en África del oeste. Estuvo esta semana en Euskadi para hablar con representantes de ONGs y administraciones. Mientras que los dirigentes del G-8 reunidos en Escocia tienen por primera vez África en su agenda, Ouedraogo comparte sus reflexiones sobre las soluciones concretas al desarrollo del continente.
Pregunta. La organización que usted coordina tiene 43 años. ¿Cómo ha podido ayudar a mejorar la condición de los campesinos africanos?
Respuesta. En el momento de la descolonización, lo que más faltaba en África eran los mandos intermedios. El Instituto Africano por el Desarrollo Económico y Social (INADES) constató que el 95% de la población era rural y lanzó la idea de escuela-enseñanza agrícola a distancia. A partir de Abidján [Costa de marfil], se mandaban cursos a toda África del Oeste. Poco a poco se crearon oficinas en 10 países y a partir de 1990 la asociación contó con unos 500 miembros. Las clases a distancia permitieron formar a muchos líderes campesinos. Quedaba por hacer la estructuración del sector para que sea una fuerza de propuesta y que influya en los precios.
"Tony Blair no ha inventado nada con la anulación de la deuda"
P. ¿Cómo se puede influir en el precio de las materias primas, si lo determinan los mercados occidentales?
R. Hay que actuar sobre un producto preciso. En África del oeste, hemos decidido fomentar la cultura de un fruto local, el anacardo, que se exporta sobre todo a la India. Los indios tienen controles de calidad muy estrictos. Nosotros hemos elaborado una norma de calidad superior a las exigencias internacionales. Ahora la tasa de rechazo ha bajado del 40% al 5% y la producción se ha multiplicado por tres en 10 años. Eso significa que un campesino que ganaba 760 euros con una tonelada ahora gana 1.250.
P. El G-8 reunido en Escocia ha colocado a África en su agenda. ¿Qué opina usted de su primera decisión de condonar la deuda de 14 países africanos?
R. Hubiéramos preferido que la anulación de la deuda se decida con los africanos sentados en la mesa de negociación, así la gloria hubiera sido compartida [se ríe]. Tony Blair ha tomado la delantera, pero no ha inventado nada. Es un proceso que empezó hace más de 10 años, con el trabajo de ONGs occidentales y africanas. Sin embargo, hay que saludar la iniciativa, aunque queremos ir más allá.
P. ¿Qué más esperan de los países ricos?
R. Pedimos la reducción e incluso la supresión de las subvenciones agrícolas, para que la competencia sea más sana. Nosotros hemos suprimido las subvenciones para el algodón con las políticas de ajustes estructurales. El algodón africano es cuatro veces más barato que el americano, pero no podemos luchar si ellos mantienen sus subvenciones. Pedimos también la apertura de los mercados. Hoy no podemos vender una vaca a Europa porque nos imponen condiciones de higiene imposibles de cumplir. Y además de cerrarnos sus mercados, nos envían sus excedentes. Por ejemplo, recibimos pollo congelado producido en Europa. Eso arruina a nuestro pequeño productor.
P. ¿Que balance hace de su estancia en Euskadi?
R. Nos hemos reunido con muchas ONGs y hemos sido recibidos por un director del lehendakari. Es el segundo año que venimos y esta vez ya nos conocen. Lo que necesitan es tiempo. Hay ONGs afrcicanas e institutos independientes que las controlan. Hay que fortalecer estas estructuras. La ayuda oficial al desarrollo tendría que dirigirse a ellas. Tenemos dinámicas esperanzadoras. Actualmente, en África del oeste, entre seis y ocho países han tenido o van a tener elecciones transparentes. Hace 10 años, sólo había dos.
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