La poesía de Don Quijote
Una antología editada por Visor reúne poemas dedicados a la novela de Cervantes
Durante la conversación que mantienen Don Quijote y el Caballero del Verde Gabán, en la obra maestra de Miguel de Cervantes, se produce una de las descripciones de la poesía más sorprendentes y sensatas. Enterado Don Quijote de las preocupaciones por la suerte de un joven que quiere dedicarse a la poesía, opina de este modo: "La poesía, señor hidalgo, a mi parecer es como una doncella tierna y de poca edad y en todo extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella".
A pesar de que Cervantes declarase en alguna ocasión que la poesía era el don que nunca quiso concederle el cielo, el Quijote es un libro que presta atención a la poesía de manera constante. Si a esta característica le sumamos la inteligentísima definición que Cervantes hace del género, no es de extrañar que la novela que narra las andanzas del Caballero de la Triste Figura haya inspirado algunos magníficos poemas escritos por los poetas más representativos de los últimos siglos.
El poeta granadino Luis García Montero ha sido el encargado de inaugurar la Biblioteca Cervantina que acaba de poner en marcha la editorial madrileña Visor. La Poesía, Señor Hidalgo... es una antología de poemas cervantinos que reúne a autores como Dámaso Alonso, Felipe Benítez Reyes, Gabriel Celaya, Luis Cernuda, Gerardo Diego, León Felipe, Gloria Fuertes, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Manuel Machado, Blas de Otero, Pedro Salinas y Miguel de Unamuno, entre otros.
En opinión de García Montero, "como cada lector es dueño y siervo de su mirada, los buenos libros valen para todo. Un libro es un libro y sus interpretaciones, y corremos el peligro de desconocer el valor del libro si desconocemos la voluntad de sus intérpretes".
Sobre algunas de esas interpretaciones se estructura el prólogo que García Montero ha preparado para la edición, centrándose en las opiniones que los poetas vertieron sobre el texto cervantino. "Desde los versos jocosos de Francisco de Quevedo, hasta la dignificación romántica de la locura, el personaje de Cervantes cabalgó por la lírica dejando poco a poco de ser un simple remedo satírico de los caballeros andantes, para transformarse en un símbolo de la libertad humana y de los bellos sueños condenados a la derrota", afirma el catedrático de literatura española de la Universidad de Granada.
Opiniones como la de José Zorrilla, que en su poema A la estatua de Cervantes manifiesta su melancolía por el esplendor perdido e insiste en la tradición española desde la herencia del Quijote; o la de una voz civil como la de Ventura Ruiz Aguilera, el poeta preferido de Francisco Giner de los Ríos, que no duda en añorar la acción de los locos que son capaces de cambiar el curso de la historia: "Extraños locos se han visto; / ¡Locos! Así los llamaban, / porque un ideal amaban... / como Sócrates y Cristo. // Con el espíritu asisto / a una edad tras otra edad; / y esos locos, en verdad / dignos de perpetua gloria, / son el alma de la historia / y honor de la humanidad".
Inquietudes colectivas
Como acertadamente expone García Montero, "Don Quijote, muy templado en sus apreciaciones líricas, no se mostró partidario de que este delicado género fuera manoseado, ni de que se dejase traer y llevar por las calles o por los rincones de los palacios. Sin embargo, la poesía no pudo quedar al margen de las contradicciones históricas, y a esa necesidad de sentir y meditar las inquietudes colectivas se debe la reaparición del personaje cervantino en la lírica contemporánea".
Desde Azorín, pasando por Rubén Darío y su poema Letanía de nuestro señor Don Quijote, o el propio Rafael Alberti en un poema escrito para ser leído durante el discurso de recepción del Premio Cervantes, en 1983, ofrecen una perspectiva de Don Quijote alejada del loco que se enfrenta a molinos de viento.
Pero además, el lector de la antología puede encontrar diferentes referencias al libro de Cervantes. Desde las mujeres de las ventas a los estudiosos del libro o las mejores ediciones, todo un desfile quijotesco se percibe en los poemas seleccionados por Montero. "La importancia del Quijote ha sobrepasado todas las fronteras y como es lógico también ha sido fundamental en Hispanoamérica. Por eso he querido abrir esta antología con el proemio de Rubén Darío y cerrarla con el epílogo de Jorge Luis Borges, dos de los grandes maestros de nuestra cultura", concluye el granadino.
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