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Reportaje:OFERTAS DE EMPLEO

Los hombres tienen valor añadido

Un estudio constata que los varones europeos cobran un 19,7% más que las mujeres por hora trabajada

La desigualdad salarial es una realidad del mercado laboral de la antigua Unión Europea de 15 países. Tanto es así, que, si se escogiera aleatoriamente a dos empleados de sexo y nacionalidad diferentes, el varón cobraría un 19,7% más que la mujer por hora trabajada, según un estudio de la empresa de trabajo temporal Manpower. A pesar de esta cifra, los responsables del estudio aseguran que no existe discriminación. Como todavía tiene "poca experiencia", a la mujer "le cuesta más promocionarse", dicen.

Mientras en el Reino Unido una de cada cinco mujeres es 'jefa', en Portugal sólo el 3% de las trabajadoras está en puestos de mando

El perfil medio de la asalariada europea es, según el estudio, el de una mujer con un nivel de formación elevado, pero con poca experiencia laboral, "un factor clave a la hora de definir los salarios", sostiene Josep Oliver, catedrático de Economía de la Universitat Autònoma de Catalunya (UAB) y coordinador del estudio. El 32,1% de europeas -el 46% en el caso de las españolas- ha cursado grados superiores de formación profesional, diplomaturas o licenciaturas. Pero, en países como Grecia, España o Irlanda, casi el 40% de las empleadas lleva trabajando menos de nueve años. Por el contrario, en el conjunto de la Unión Europea (UE), sólo 22 de cada 100 hombres no alcanzan ese grado de experiencia.

El hecho de que ellas atesoren menos experiencia laboral es debido a cuestiones "puramente culturales", que afectan directamente a las mujeres, según Carme Simarro, secretaria de políticas de igualdad del sindicato UGT en Cataluña. "Tiene que producirse un cambio de mentalidad para que se combinen las labores de la casa", opina. Y su opinión está respaldada por un reciente estudio de la Fundación BBVA, del que se desprende que las españolas trabajan -teniendo en cuenta las labores domésticas- una hora más al día que los hombres. La situación se repite en la mayoría de hogares europeos.

"Este hecho provoca que muchas mujeres tengan que trabajar a tiempo parcial", explica Simarro, con lo que, "al cotizar menos en la Seguridad Social", esta desigualdad "les repercutirá hasta en la jubilación", lamenta. Según el estudio de Manpower, el 20% de las europeas se encuentra en esta situación, mientras que sólo tres de cada 100 hombres trabajan menos de 30 horas semanales.

Para Oliver, "el lugar de trabajo es otro de los factores que más influyen en la desigualdad salarial". Las europeas están empleadas, principalmente, en la Administración pública (36,5%) o en empresas de menos de cinco trabajadores (19,8%). Además, se han apoderado del sector servicios, en el que trabajan 80 de cada 100 mujeres. Los trabajadores varones se decantan por las grandes empresas (32,5%) y por el sector industrial (29%), donde "las remuneraciones son generalmente más altas, y los empleados cuentan con incentivos adicionales, como las primas por rendimiento", explica el profesor de economía del trabajo de la Universitat de Barcelona (UB), Fernando Balcells.

Para Balcells, "la discriminación es característica del sector privado, donde se asciende a los empleados de forma arbitraria". El sector público, por el contrario, "cuenta con unos mecanismos de promoción mucho más justos, como las oposiciones". Esta tesis es avalada por la abogada Silvia Requena, especialista en políticas de igualdad. "Según unas estadísticas de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), tras segregar el ámbito público del privado, la desigualdad salarial se sitúa en el 75%, a favor de los hombres", afirma. Además, "se demuestra el déficit de promoción de las mujeres a puestos de responsabilidad, sobre todo en grandes corporaciones", apunta.

Lo cierto es que, según el estudio de Manpower, cuyas cifras son de 2001, sólo el 7% de las europeas ocupa posiciones de mando, una cifra que se duplica en el caso de los hombres. En el Reino Unido, por ejemplo, una de cada cinco mujeres es jefa, mientras que en Portugal sólo son el 3%. "Esto sucede porque hasta hace relativamente poco la mujer era considerada la secretaria del empresario", sostiene Simarro.

Nadie pone en duda que la situación está cambiando lentamente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de actividad de las mujeres era en 2000 del 40% -66% en el caso de los hombres-, mientras que ahora, en 2005, es del 46%, 22 puntos inferior que la masculina. No obstante, la tasa de paro femenina, que en 2000 era del 15,2%, apenas se ha reducido en estos últimos cinco años (13,6%). Sigue siendo el doble que la masculina, que en estos momentos ronda el 7,8%.

Tanto para Simarro como para Requena, "para conseguir la igualdad salarial se tiene que introducir un agente en el convenio colectivo", cuya finalidad sea impedir que se categoricen los puestos de trabajo. "Porque lo que no puede ser es que el convenio de la hostelería, por ejemplo, a la mujer se le llame camarera, y al hombre, oficial primera", se queja Requena. Simarro, por su parte, critica que "ambos hacen el mismo trabajo", pero cobrando de forma diferente. "Tenemos que seguir luchando para que la mujer deje de ser una empleada de segunda", concluye.

Trabajadoras de una empresa española.
Trabajadoras de una empresa española.

Las italianas son la excepción que confirma la regla

En algunos de los países más desarrollados, como Holanda, Alemania o Gran Bretaña, la desigualdad salarial en favor del hombre es superior al 23%.Pero en Italia, otro de los países fuertes de la Unión Europea (UE), las mujeres cobran un 5,1% más que los hombres por hora trabajada, según el estudio de Manpower.

De hecho, son las únicas trabajadoras de toda la UE que pueden presumir de ello. Para el economista Guillermo Celso, colaborador del estudio, la situación italiana se debe, principalmente, a que las trabajadoras "atesoran prácticamente la misma experiencia" que sus compatriotas masculinos.

Además, "una proporción de mujeres notablemente más elevada que los hombres se ubica en puestos de trabajo de alta cualificación". También son de las que "más eligen el sector industrial para desarrollar su carrera profesional", mientras que, en el conjunto de la UE, "son de las que menos trabajan en el sector servicios".

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