Canciones judías, musulmanas y cristianas en la Casa de Correos
La Real Casa de Correos, sede del Gobierno regional en la Puerta del Sol, vibró emotivamente en la tarde de ayer con los sones entrelazados de canciones judías, musulmanas y cristianas, en un concierto del grupo tricultural de Música Antigua de Enrique Paniagua. El concierto formaba parte de las celebraciones del Día del Mediterráneo en la Comunidad de Madrid, festejado ayer, impulsado por la Unión Europea al declarar el 2005 Año del Mediterráneo.
Su despliegue ha sido desarrollado en España por la organización Carta Mediterránea para instar a convertir el mar común en "escenario de seguridad y prosperidad compartidas". Así lo expresó Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, que subrayó el compromiso creciente de su Gobierno con el desarrollo de los países ribereños necesitados de ayuda. Aguirre se hallaba flanqueada por Mohsen Bilal, embajador de Siria en España, y por Beatriz Elorriaga, consejera de Familia y Asuntos Sociales del Gobierno regional, así como parlamentarios y numeroso público.
Carlos Bruquetas, fundador de Carta Mediterránea, subrayó, por su parte, la necesidad de estimular los nexos solidarios entre los países bañados por este mar y demandó un monumento madrileño para el emir árabo-cordobés Mohamed I, fundador de Madrid.
Durante el concierto, resultaba conmovedor escuchar cómo el árabe Wafir Sheik, tocado de turbante y chilaba color crema, interpretaba a laúd música andalusí acompañado por la cítola -una especie de guitarra- de Jorge Rozemblum, provisto de su kippa judía, o bien a éste salmodiar canciones del Sabath asistido por aquél. De igual modo, ambos músicos acompañaron cantigas de Alfonso X el Sabio, compuestas en el siglo XIII por juglares cristianos en dialecto galaico-portugués, entonadas por el violista Luis A. Muñoz y el percusionista David Mayoral, con melodía de flauta y salterio de Eduardo Paniagua, uno de los músicos que más han bregado por recuperar el patrimonio musical de la Edad Media hispana. También entonces, como ayer, las Tres Culturas coexistieron armoniosamente.
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