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Reportaje:

Vulnerables frente al calor

Ancianos, embarazadas, bebés y enfermos cardiorrespiratorios deben extremar las precauciones

Ana Pantaleoni

En invierno alarma por el frío y en verano alarma por el calor. Hace dos años la ola de calor mató indirectamente a miles de personas en Europa. En la última ola de calor, en el año 2003, durante los meses de julio y agosto fallecieron en España 6.112 personas más que en el mismo periodo del año anterior. Para este verano se prevé una fuerte subida de temperaturas que, además, viene acompañada de sequía.

Las autoridades sanitarias han puesto en marcha planes de prevención y la Cruz Roja tiene un teléfono de atención permanente (900 22 22 99). Cualquier persona puede sufrir los efectos del calor, pero hay personas que, por su situación, son especialmente vulnerables. Es el caso de los bebés, las embarazadas, los enfermos cardiorrespiratorios y los ancianos. Frente al calor, hay tres consejos elementales para cualquier persona: usa ropa fresca y holgada, beber mucho líquido y no caminar o hacer ejercicio físico en las horas de máxima exposición solar o en lugares cerrados y con poca ventilación.

El anticiclón aumenta la contaminación y puede afectar a los enfermos cardiorrespiratorios
Los síntomas de agotamiento por calor son fiebre, ansiedad, mareo y cefalea

Embarazadas. Ropa holgada de colores claros, para no absorber el calor y vigilar las piernas. Existe el riesgo de que se produzcan problemas circulatorios. A Silvia, que está de 25 semanas, se le hinchan los tobillos. "Es como si llevara tres kilos en cada pierna", dice. Los problemas circulatorios en las piernas de las mujeres gestantes se producen por el incremento de presión que produce la cabeza fetal. En estos casos, deben procurar poner las piernas en alto, beber mucha agua y no hacer movimientos bruscos, para evitar mareos.

Si no quieren renunciar a la playa, es mejor acudir a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Josep Maria Mallafré, jefe del servicio de Obstetricia del Instituto Dexeus advierte de que en las horas de máxima insolación, de las doce de la mañana a las cuatro de la tarde, las embarazadas no deberían tomar el sol más de 15 o 20 minutos: "Es importante que ingieran líquidos y se bañen con frecuencia, además de usar cremas de máxima protección solar". Si la mujer sufre cefaleas, vómitos, sequedad de piel, sensación de debilidad y diuresis escasa por exposición exagerada al sol, debe beber abundante líquido, refrescarse la cabeza con una bolsa de hielo y acudir a un servicio de urgencias. Y en caso de diarrea, es aconsejable tomar un preparado a base de un litro de agua con siete gramos de sal (una cucharadita rasa de café) y zumo de limón.

Bebés. En pañales y la piel refrescada con gasas humedecidas. Ése es el consejo que recibe Carolina Rey de su pediatra. Su niña tiene sólo 14 días y vive en una casa sin aire acondicionado. La mejor hidratación es la lactancia. Carolina le da de mamar y coloca una toalla entre su brazo y la niña. "Funciona", dice con alegría. Emma de la Torre Montes de Neira, pediatra del Hospital Niño Jesús de Madrid, aconseja que, durante la ola de calor, los bebés no vayan a la playa ni a la piscina. Si el bebé es lactante se le debe ofrecer el pecho con mayor frecuencia. En caso de tomar alimentación complementaria, hay que darle agua. Es muy importante evitar la exposición al sol y evitar salir a la calle en las horas centrales del día. Si es así, hay que aplicar crema protectora media hora antes y usar gorro con ala. A la hora de dormir es mejor que lo haga en pañales o bien con camiseta de algodón. Los síntomas de un exceso de calor son irritabilidad, sudoración excesiva y fiebre. Si se tiene aire acondicionado, la temperatura idónea es 23-24 grados. Especialmente peligroso es dejar a niños dentro de un coche, aunque sea para hacer una gestión corta. En un coche pequeño, cerrado y al sol, se han alcanzado 78 grados de temperatura y a la sombra, 44.

Personas mayores. Siete millones de españoles tienen más de 65 años y de ellos, 1.359.000 viven solos en sus casas, una cifra que crece en verano. Los mayores de 75 años que viven solos son los más vulnerables al calor porque no tienen sensación de sed, pero se deshidratan fácilmente. Rita Andreu tiene 102 años y vive en Barcelona. Cambia de la salita de la tele a su habitación en función de la hora del día. En las dos tiene un ventilador. Bebe mucho líquido y procura no sudar. La geriatra Dolors Garolera ofrece algunos consejos para ancianos como Rita: bajar las persianas en los momentos de máximo sol y ventilar bien de noche; no salir a la calle en las horas de calor, evitar la ropa oscura y llevar siempre agua. "Los ancianos no sienten tanta sed por eso es importante insistir en que beban agua, pero no muy fría. No deben tomar bebidas alcohólicas, ni con demasiado azúcar, ya que interesa que todos los mecanismos de sudor funcionen", explica. Para una persona de unos 70 kilos, Garolera recomienda beber dos litros de agua al día. Los síntomas de agotamiento por calor son fiebre, ansiedad, mareo y dolor de cabeza.

La ola de calor requiere medidas especiales en las residencias de ancianos. Eva Barrasa, directora de dos residencias, explica que cada año aplican entre junio y septiembre un plan de hidratación que obliga a las cuidadoras a dar a todos los ancianos cuatro vasos de agua al día, al margen de los líquidos que tomen en las comidas o entre ellas. Al final del día, han tomado un mínimo de litro y medio. Para las personas encamadas usan gelatina. "A algunos pacientes, como los que han sufrido una embolia y tienen problemas de deglución y no se les puede dar agua, les damos gelatina porque tiene un componente hídrico importante, además de mucha proteína", subraya Barrasa.

Especial atención precisan los enfermos de Alzheimer en la primera fase de la enfermedad. "Como tienen la memoria afectada, se les olvida beber o ponerse en la sombra, y pueden sufrir golpes de calor o deshidrataciones importantes", explica Isabel Hernández, neuróloga de la Fundación ACE (Instituto Catalán de Neurociencias Aplicadas).

Enfermos cardiorrespiratorios. Los enfermos cardiorrespiratorios son especialmente vulnerables ante el calor extremo. El jefe de servicio de neumología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Antonio Sueiro, recomienda la ingesta de líquidos e incorporar a la dieta hídrica soluciones minerales para mantener el equilibrio corporal interno. "Es importante tener en cuenta la diferencia entre una insolación en una persona sana y una insolación en personas con patologías respiratorias", afirma. Sueiro advierte de que en una situación atmosférica de anticiclón con altas temperaturas, los contaminantes del medio urbano aumentan sus concentraciones y afectan mucho más a este tipo de enfermos. "Hay que evitar la exposición a estos focos de contaminación", alerta. La irritación que provocan los contaminantes, unida a un proceso de deshidratación, puede descompensarles. Hay que tener en cuenta, además, que el componente acuoso en el peso corporal va disminuyendo conforme avanza la edad.

Unas mujeres hacen frente al calor en la residencia de ancianos Siracusa, de Barcelona.
Unas mujeres hacen frente al calor en la residencia de ancianos Siracusa, de Barcelona.CARMEN SECANELLA

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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