No es Barranquilla
La novela de género se convierte en un campo de iniciación en las artes narrativas, porque las leyes de la creación en un tipo definido ayudan al autor principiante a seguir las pautas de la escritura. Esta ley es más acusada en el caso de las novelas policiales, con leyes aún más precisas.
Se necesita un crimen, claro, un investigador, y si viene acompañado de un ayudante, mejor; nociones de criminalística o de las leyes procesales. Luego, un argumento que se pergeña con voluntad de contar y sentido del humor, de saber que no se está haciendo gran literatura, sino que se pretende contar una historia que entretenga.
Juan Infante ha cumplido con algunas de estas premisas en Asesinato en Santurce, una novela que cuenta una historia, pero que no afirmaría que entretiene. El autor es abogado y se nota en la concreción de los detalles procesales. Pero, en la escritura ha intercalado una historia procelosa, algo compleja, con algunos errores de narración e incluso de redacción ("bis a bis", por ejemplo).
Horacio investiga la muerte de un narcotraficante para salvar el pellejo a un cliente, también traficante, pero de menor importancia. Se sospecha de la mafia turca, y también de la colombiana. Un hilo demasiado complejo (calificado de "rocambolesco" y lo dice el autor). El nombre del investigador y abogado parece un homenaje a la narración policial, pero que la ayudante sea una heroinómana de la buena sociedad de Getxo y de setenta años, es un poco menos creíble ("inverosímil" se dice en la novela).
Los diálogos contribuyen a entretejer la aventura y la historia que era lo que esta novela pretendía.
Juan Infante: Asesinato en Santurce. Hiria. Donostia. 2005. 387 páginas. 22 euros.
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