Ibarretxe abre su tercer mandato defendiendo buscar la paz y la normalización "entre todos"

Juan José Ibarretxe expresó ayer en Gernika (Vizcaya), tras tomar posesión para su tercer mandato consecutivo como lehendakari, su deseo de que la legislatura que se abre sea la de la pacificación y la normalización "entre todos". Las palabras de Ibarretxe cobran especial sentido después de que la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, marcase 24 horas antes los límites del Ejecutivo a la idea del lehendakari de abrir una mesa de diálogo entre los partidos vascos. Ibarretxe quiere llevarla fuera del Parlamento para que se siente la ilegalizada Batasuna, a lo que se opone el Gobierno central.

Javier Balza seguirá por tercera legislatura consecutiva al frente de la cartera de Interior

Aunque Ibarretxe no concretó más allá de ese "entre todos", sus palabras traslucen claramente la primera discrepancia de calado con el Gobierno socialista. La propuesta nacionalista, anunciada por Ibarretxe el miércoles en el pleno de investidura y detallada el viernes por el presidente de su partido (PNV), Josu Jon Imaz, exige expresamente una mesa extraparlamentaria para que la formación ilegalizada pueda sumarse a la misma. Ayer mismo, tras la jura del lehendakari, Imaz insistía: "Todos vamos a ser necesarios en esta nueva etapa. La tenemos que hacer entre todos, entre todas las opciones y tradiciones políticas que componemos este país". Sus socios de EA y EB repitieron el mismo mensaje.

Ibarretxe, cuyo nombramiento publicó ayer el BOE, tomó posesión del cargo en la Casa de Juntas de Gernika repitiendo en euskera el juramento empleado en 1936 por el primer presidente vasco, el peneuvista José Antonio Aguirre, y que han usado todos los lehendakaris de la democracia: "Ante Dios humillado, en pie sobre la tierra vasca, en recuerdo de los antepasados, bajo el árbol de Gernika, ante vosotros, representantes del pueblo, juro desempeña fielmente mi cargo".

Al acto protocolario no asistió ninguno de los nueve parlamentarios del Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK en euskera), formación a la que la ilegalizada Batasuna respaldó en campaña y dos de cuyos votos han permitido la reelección de Ibarretxe. A las dos anteriores tomas de posesión del actual lehendakari tampoco acudieron representantes de la izquierda abertzale, ni siquiera en 1999, cuando Ibarretxe fue investido por vez primera con el apoyo de EH.

Los parlamentarios populares (15) acudieron prácticamente al completo por respeto "institucional", según explicaron varios de ellos, pero los socialistas no alcanzaron ni la mitad de su representación (18). Patxi López, secretario general del PSE-EE, aseguró que las ausencias no respondían a ningún motivo y trató de restarle importancia.

Hace cuatro años, Ibarretxe también dijo que la legislatura que entonces comenzaba, la séptima, iba a ser la de la paz. Fue recibido con dos asesinatos de ETA ese mismo día: el del concejal de UPN José Javier Múgica y el del mando de la Ertzaintza Mikel Uribe. La banda y sus apoyos repitieron ayer la violencia, aunque sin muertes, con el atentado de Madrid y dos ataques de kale borroka con cócteles mólotov contra un edificio del Ejecutivo vasco en Lasarte (Guipúzcoa) y la sede de la Subdelegación del Gobierno en Vitoria.

A las doce en punto, Ibarretxe descendió de su coche y se dirigió, acompañado por los cinco miembros de la Mesa del Parlamento vasco, al salón de plenos de la Casa de Juntas. En una ceremonia donde la presidenta de la Cámara, Izaskun Bilbao, del PNV, y su secretario primero, el popular Carmelo Barrio, observaron un estricto bilingüismo, Ibarretxe optó en exclusiva por el euskera, tanto en el juramento bajo el roble de Gernika que simboliza los fueros vascos como en sus palabras en el salón de Plenos. Esta decisión fue criticada por la dirigente popular María San Gil, quien consideró una "descortesía" del lehendakari olvidarse "de la parte de la sociedad que no sabe euskera".

Ibarretxe ya tiene cerrada la lista de las personas que se sentarán en su nuevo Gobierno, cuya composición se hará pública oficialmente esta mañana. La única duda que había sobrevolado la víspera de la jura, la continuidad de Javier Balza en la consejería de Interior, quedó ayer despejada. Balza seguirá por tercera legislatura consecutiva, pese a su deseo de ser relevado.

La rumorología dio pie a una conversación entre Balza y la diputada del PNV en el Congreso, Margarita Uria, una de las personas a las que las quinielas periodísticas situaban en esa consejería:

- "Creo que me quieres quitar el puesto de trabajo", dijo Balza entre risas.

- "Pues la verdad es que no", respondió Uria.

Más allá de la anécdota, el Ejecutivo se va a caracterizar por una amplia presencia femenina, para cumplir la ley de Igualdad aprobada al final de la anterior legislatura, que fija en un mínimo del 40% el número de consejeras. La estructura del Gabinete se mantiene: siete carteras para el PNV, tres para EA y una para EB. Entre las del PNV, la novedad es la ex parlamentaria y actual diputada foral de Guipúzcoa Nuria López de Gereñu, quien sustituirá a Álvaro Amann en Transportes.

EA mantiene a su hombre fuerte en el Gabinete, Joseba Azkarraga, a cargo de Justicia. Salen dos de los perdedores del último congreso de esa formación: Anjeles Iztueta, cuya gestión ha sido muy contestada, quien da paso a Tontxu Campos en Educación, y Sabin Intxaurraga, que deja Medio Ambiente en manos de Esther Larrañaga.

Javier Madrazo repite como único consejero de EB en Vivienda y Asuntos Sociales.