"No fuimos capaces de crear un consenso sobre adónde queremos ir"
Si no confiara en el potencial de su país, Mahmud Sariolghalam se hubiera quedado en EE UU, donde estudió. Desde hace 15 años imparte clases de relaciones internacionales en la Universidad Nacional de Irán y se muestra entusiasmado con la curiosidad de sus alumnos. Por eso defiende que el cambio va a producirse con las nuevas generaciones. De momento, opina, a los iraníes les falta ponerse de acuerdo sobre su destino.
"No fuimos capaces de crear un consenso sobre adónde queremos ir", declara. "Somos una sociedad dividida entre quienes defienden una identidad indígena, los revolucionarios, y quienes opinan que debiéramos unirnos al proceso de globalización, los internacionalistas; nos falta una agenda nacional", afirma."Las diferencias no son políticas, sino filosóficas", explica, "tienen distinto concepto de la vida, de Irán, de la religión, de todo". Por eso, justifica, los políticos en Irán son tan ambiguos. "La ambigüedad es una virtud, porque nadie expresa sus ideas de forma clara". Sariolghalam atribuye esa dificultad a la contradicción con que el iraní vive sus diferentes señas de identidad (iraní, musulmán y ciudadano global).
Aun así, discrepa de quienes desestiman las elecciones de su país como un mero formalismo. "Después de 3.000 años de regímenes autoritarios, estas elecciones, por incompletas que sean, son algo nuevo", señala. "Ahora nos movemos hacia una sociedad abierta y liberal, más que cualquier otro país de la zona".
"Hace 10 años no podía escribir lo que escribo hoy, y eso es irreversible", apunta. Sariolghalam atribuye el cambio más a la evolución de la sociedad que a la de sus políticos. "Somos una población muy joven y se necesita un cambio generacional del poder porque los revolucionarios de la primera generación, que ahora tienen 70 años, no van a cambiar. Su retórica revolucionaria y antiimperialista es su raison d'être, pero la agenda de los jóvenes es distinta".
Sariolghalam es consciente de la desilusión que deja entre la juventud la presidencia de Jatamí que ahora concluye. "Se ha abierto una brecha enorme entre el Estado y la población", analiza, "el iraní medio cree que el Estado no puede hacer nada por él". Para recuperar esa confianza, opina, "hay que reforzar las instituciones y el sector privado".
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