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Dos 'marines' muertos y cuatro desaparecidos en Faluya

Dos marines de EE UU perdieron la vida y otros cuatro se encuentran desaparecidos tras un atentado suicida con coche bomba perpetrado la noche del jueves en la ciudad iraquí de Faluya, al oeste de Bagdad, según confirmó ayer el mando militar estadounidense en Irak.

El Pentágono informó brevemente de que el atentado ocurrió la noche del jueves cuando un convoy militar circulaba por el citado municipio, ubicado a unos 50 kilómetros al oeste de Bagdad. Faluya ha sido uno de los bastiones de la insurgencia desde poco después de la caída de la capital iraquí hace ya más de dos años.

El mes de junio es, con más de 50 soldados muertos, el más cruento sufrido por el Ejército de Estados Unidos en Irak desde que empezara el año. Desde que en marzo de 2003 comenzara la invasión y posterior ocupación de Irak, más de 1.700 militares norteamericanos han perdido la vida en combate en territorio iraquí.

Civiles ametrallados

El atentado de Faluya fue el más grave del rosario de incidentes violentos que se vivieron ayer en Irak. Dos iraquíes murieron y otros cuatro resultaron heridos por el ataque con obuses de mortero lanzado contra una base militar americano-iraquí en la región de Siniya, cerca de Baiji, a 200 kilómetros al norte de Bagdad. En Mosul, a casi 200 kilómetros más al norte, varios civiles fueron ametrallados cerca de una estación de autobuses por un grupo de hombres armados a bordo de un vehículo. El ataque mató a dos personas e hirió a otras cuatro. Por otra parte, cuatro terroristas murieron ayer en la misma región al estallarles una serie de artefactos explosivos que querían colocar en la carretera que une Touz y Tikrit.

Más al sur, en la localidad de Jan Bani Saad, a unos 40 kilómetros de Bagdad, la policía iraquí descubrió los cadáveres de cinco hermanos chiíes acribillados a balazos. En Kerbala, ciudad santa chií, situada a 110 kilómetros al sur de la capital iraquí, fueron encontrados los cuerpos de una mujer y sus dos hijos también muertos a tiros.

La cadena de atentados y el constante descubrimiento de cadáveres de personas muertas violentamente avala no sólo la falta de control de la situación por parte del Gobierno de Bagdad y del Ejército de EE UU sino la tesis de algunos comentaristas que sostienen que Irak ha entrado en una fase de cuasi guerra civil. En las últimas semanas se repiten las venganzas entre miembros de las comunidades suní y chií, cuando está en juego la redacción de una nueva Constitución y un nuevo reparto del poder en el país.

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