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Probable fracaso del lanzamiento del primer velero espacial

El 'Cosmos 1', un proyecto privado, fue lanzado desde un submarino ruso

Un submarino nuclear ruso lanzó ayer desde el mar de Barents hacia una órbita baja de la Tierra Cosmos 1, el primer velero solar, pero la misión fracasó al no alcanzar esta nave experimental la órbita prevista, según instituciones espaciales rusas, aunque los responsables del proyecto mantenían la esperanza de lograr el contacto con la nave. El cohete lanzador, que emergió del mar a las 21.46 (hora peninsular española) era un antiguo misil intercontinental.

Varias horas después del lanzamiento, las estaciones de seguimiento no habían logrado contactar con el Cosmos 1, por lo que todo indicaba que la arriesgada misión había fracasado. El satélite, que debía convertirse en el primer velero espacial, impulsado por viento solar, y prototipo de las naves que se podrían utilizar en los vuelos interplanetarios del futuro, "no alcanzó la órbita prevista a la hora calculada", según las fuentes citadas por Interfax. Al cierre de esta edición no había, sin embargo, confirmación oficial del fracaso, que pudo deberse al mal funcionamiento de la tercera fase del cohete.

El velero espacial es un proyecto de la Sociedad Planetaria, una organización internacional con sede en Pasadena (California) fundada por el conocido astrónomo y divulgador Carl Sagan. La financiación procede de la empresa de producciones audiovisuales científicas Cosmos, en la que participa la viuda de Sagan, Ann Druyan. El satélite había sido construido en Rusia por la Asociación Lavochkin y el Instituto de Investigaciones Espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia. El coste total del proyecto es de cuatro millones de dólares. Directivos de la Sociedad Planetaria señalaron tras el lanzamiento que iban a activar un plan de emergencia para intentar que el satélite diera señales de vida desde su órbita prevista de 800 kilómetros de altura.

Las velas solares son impulsadas directamente por los fotones, las partículas de luz procedentes del sol, que se reflejan en la finísima y brillante tela hecha de Mylar. Dado que una vela solar no consume combustible y se acelera continuamente, es una tecnología candidata para los viajes interplanetarios. "La idea es utilizar la luz del sol, la presión solar, para empujar la vela", dijo ayer Louis Friedman, director de la sociedad y del proyecto, desde Moscú antes del lanzamiento. "La luz rebota en una estructura muy fina y transfiere la cantidad de movimiento a esta estructura de la misma forma que una pelota transferiría su momento si diera contra un objeto en movimiento".

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