Tres minutos para abandonar el Congreso
Los diputados realizan un simulacro de desalojo de la Cámara baja previsto por el nuevo plan de emergencia
En teoría, un simulacro de evacuación por emergencia no debe ser avisado con antelación. Pero el que se realizó ayer en la sede del Congreso de los Diputados, en la carrera de San Jerónimo, no sólo era vox populi, sino que hasta fue convocada la prensa.
Por eso, más que muestras de sorpresa, había exclamaciones de alegría y diversión entre los 309 diputados presentes, cuando, recién terminada la primera votación de la sesión plenaria, el presidente del Congreso, Manuel Marín, anunció a los diputados: "Tengan la bondad de abandonar la Cámara".
El ensayo no era gratuito, sino una obligación marcada por el nuevo Plan Integral de Seguridad y Autoprotección de la Cámara, para organizar con los medios propios una evacuación en caso de emergencia, hasta que llegue ayuda externa. Y para que saliera bien, los ujieres, los agentes de policía del hemiciclo, el personal de mantenimiento y del gabinete médico participaron durante una semana en un curso de reciclaje impartido por la empresa privada Securité, donde aprendieron a poner en marcha el plan, similar al de cualquier otro edificio de la capital. Para completar la operación, se les sumaron ayer los bomberos, la Policía Nacional, la Municipal y una ambulancia del Samur.
Zaplana intervino durante 17 minutos en la Junta de Portavoces para decir que era una pérdida de tiempo
En un momento, las señorías se pusieron en pie y fueron desalojando el hemiciclo rápido, pero sin apretar el paso. Los altavoces comenzaron su canturreo: "¡Atención, atención! Por motivos de seguridad, desalojen el edificio". Algunos diputados, de guasa, gritaron: "¡Fuego, fuego!". Y otro les respondía: "Prefiero morir achicharrado que salir corriendo".
En los diferentes tramos de escaleras, los ujieres, que se habían colocado sobre el uniforme chalecos de naranja reflectante, indicaban la salida más próxima. Por los pasillos se fueron uniendo el resto de trabajadores del Congreso, los periodistas y agentes de policía.
El diputado del PP Francisco Vañó recibió ayuda de un ujier para salir en su silla de ruedas, aunque hizo trampas porque tomó el ascensor, alternativa prohibida en situación de emergencia, para evitar que alguien quede atrapado.
"¡Por los leones! ¡Por los leones!", avisaban los diputados más rezagados, dirigiéndose a la salida principal, abierta para la ocasión. Por ella salieron, los últimos, los miembros de la Mesa.
El presidente Marín, antes de abandonar el hemiciclo, cedió el paso a una periodista, que trataba de entrevistarle en marcha: "Presidente, ¿qué tal ha ido?". "Apura, apura", le respondió él, apretando el paso. Atravesada la puerta, los ujieres la cerraron.
Ya en la carrera de San Jerónimo, los evacuados, unas 1.000 personas, se congregaron en la acera de enfrente del hemiciclo. Alguno aprovechó para echar un cigarro, la mayoría conversaba. Mientras la vicepresidenta de la Cámara, Carme Chacón, alababa que el desalojo se hubiera hecho con "seriedad", Marín trataba de quitarle hierro: "Esto no se hace nunca en España, pero fuera es completamente normal. En Bruselas lo hacíamos todos los trimestres".
El presidente recordó que la Cámara baja contaba con un plan de seguridad antes de la llegada del PSOE al Gobierno central, pero que apenas estaba desarrollado. Y agregó que sólo hubo un simulacro similar en julio de 2002. "En viernes por la tarde, para aprovechar que no había nadie", agregó. "Esperamos que pronto esto se vea como algo normal".
Desde luego, no le había parecido así al portavoz del PP, Eduardo Zaplana que, según relató el portavoz de IU-ICV, Joan Herrera, durante la Junta de Portavoces intervino durante 17 minutos para plantear que consideraba una pérdida de tiempo hacer el simulacro. Después, en rueda de prensa, Zaplana se mostró más resignado: "Si el presidente lo dice...".
Pasados ocho minutos fuera del hemiciclo, Marín dio la orden de volver a entrar. Entonces los diputados fueron más remolones que para salir. Un coche de bomberos pasó por la carrera de San Jerónimo a gran velocidad y un diputado comentó: "Sólo hubiera faltado que atropellaran a cinco o seis diputados".
Ya dentro, el comisario jefe del Congreso, Pedro Polo, que hace de jefe de seguridad, tenía buenas noticias sobre el comportamiento de las señorías. "La evacuación completa ha durado seis minutos, aunque el desalojo del hemiciclo se ha realizado en tres", explicó. La nota de prensa anunciaba que el ensayo duraría "en torno a 20 minutos", aunque el desalojo no debía durar más de cinco.
Una vez abandonado el edificio, los funcionarios de la comisaría fueron comprobando planta por planta que todo el mundo hubiera abandonado el lugar. Según Polo, nadie se hizo el remolón. "Hemos mejorado el tiempo, gracias a la práctica, y a la colaboración de los equipos de emergencias", afirmó. Y felicitó a los parlamentarios, anunciando que en el simulacro anterior, en el que sólo participaron unas 200 personas, se tardó más: un minuto.
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