El guardián de los sufragios
La Audiencia de Pontevedra custodialos 30.603 votos de emigrantes de la provincia que habían llegado hasta ayer
Los votos de miles emigrantes pontevedreses han llegado a Pontevedra o están en camino. Son los que confirmarán la pérdida del poder de Manuel Fraga o le otorgarán su quinta mayoría absoluta. Los sufragios enviados hasta ahora por 30.603 de los 89.213 pontevedreses censados fuera de España permanecen ya, bajo llave, en un cuartito de la Audiencia Provincial de Pontevedra, sede de la Junta Electoral Provincial.
Eladio y Paco, dos veteranos funcionarios de la Audiencia, son los encargados de abrir y cerrar la puerta de ese cuarto cada mañana. "Hoy [por ayer] han llegado 3.912 [sufragios]. Se meten en sacos, se numeran y se precintan. Están en un local más bien pequeño, encerrados y tranquilitos", contaba ayer en tono rutinario Eladio.
Agentes de la Guardia Civil vigilan por las mañanas el cuarto y son relevados por otros del Cuerpo Nacional de Policía por las tardes.
Eladio custodia hace años los votos de los pontevedreses que viven fuera de España desde que llegan a la Audiencia hasta su escrutinio. En ese caso, será el lunes próximo, 27. "No nos preocupa mucho, estamos acostumbrados a manejar unos 20.000 votos en cada elección", relata. La diferencia ahora es que son muchos más -la participación entre los emigrantes también ha aumentado- y que precisamente los que él y Paco custodian dirán la última palabra sobre quién gobierna Galicia.
Hasta el próximo lunes a las ocho de la mañana seguirán llegando sufragios a la Audiencia. Como el plazo para enviarlos acabó el sábado pasado, Correos estima que seguirá llegando un número importante hasta el miércoles.
Cada sobre con su correspondiente papeleta de voto ha hecho centenares o miles de kilómetros hasta la Audiencia de Pontevedra. Los gallegos inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) -305.218 en estos comicios- recibieron en su domicilio la documentación necesaria para ejercer su derecho: una carta de instrucciones, un certificado con un código de barras de que está inscrito en el CERA, un sobre para el voto, las papeletas de todas las candidaturas de su circunscripción y un sobre con la dirección de la Junta Electoral correspondiente preparado para ser enviado por correo certificado.
Una vez decidido el voto, el elector debe remitir la documentación desde una oficina de correos -las que lleven matasellos posterior al día 18 serán invalidadas- o depositarla en el consulado de España más cercano a su casa. El elector se debe identificar tanto al recibir la documentación como la enviarla.
El lunes próximo a partir de las 8.30, en la Audiencia y bajo la dirección de los siete miembros de la Junta Electoral pontevedresa (encabezados por el juez Antonio Berengüa), funcionarios con varios escrutinios a sus espaldas harán el recuento. Junto a ellos estarán los interventores y apoderados de los partidos. El proceso es el siguiente: los funcionarios abren los sobres con la documentación. Con un lápiz electrónico, leen el nombre y los datos del votante y, si todo es correcto, introducen el sobre de voto en una urna. Una vez metidos todos, la urna se abre y se procede al recuento. El escrutinio concluirá el mismo lunes: "Gracias a los nuevos medios con que contamos para abrir las cartas y confirmar los datos de los emigrantes", explicó el juez Berengüa a Efe.
Las papeletas van en vuelo regular
Prácticamente todos los votos de los emigrantes llegan al aeropuerto de Barajas. España tiene un convenio con 13 países -donde vive el 80% de los gallegos censados fuera- por el que el franqueo le sale gratis al elector. Los sufragios de esos países viajan en envíos sólo de votos, separados del resto de la correspondencia, según fuentes de Correos.
En la unidad internacional de Correos de Barajas se clasifican por países de origen y por Junta Electoral de destino, se introducen no en sacas, que ya no se usan, sino en cajas -entre 800 y 1.300 votos- y éstas se precintan. Todo lo recibido hasta las ocho de la tarde viaja a diario a Santiago a las 21.30 en un vuelo regular de Iberia. Desde allí, las cajas son trasladadas en camión a la jefatura provincial de Correos correspondiente, donde se guardan en una sala especial. A primera hora de la mañana, se abren de nuevo los paquetes y se comprueba que incluyen lo que dice el informe adjunto. Todos los envíos tienen un código de barras único. Luego se llevan a cada Junta Electoral, donde se vuelve a verificar que se entregan todos los votos. "Hacemos controles exhaustivos en cada fase para que no se extravíe ningún voto", recalcan las mismas fuentes. Y todo en menos de 24 horas.
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