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Un terrorista suicida mata a 23 personas en el centro de Bagdad

Descubierto en Karabila un centro de tortura de la insurgencia

Un terrorista suicida mató ayer a 23 personas, muchas de ellas policías o guardias de seguridad privados, en un restaurante del centro de Bagdad, muy cerca de la fortificada Zona Verde. La rama de Al Qaeda en Irak, dirigida por el jordano Abu Musab al Zarqaui, reivindicó el atentado. Mientras, las tropas estadounidenses e iraquíes continuaban su ofensiva junto a la frontera siria, donde hallaron un centro de tortura de la insurgencia.

El atentado, que causó heridas a otras 36 personas, es el más sangriento en Bagdad en el último mes. El terrorista entró a la hora de comer en el concurrido restaurante, situado en una calle peatonal muy vigilada por soldados iraquíes, ya que esta junto a la llamada Zona Verde, donde se encuentran la Embajada de EE UU y las principales dependencias del Gobierno.

En su reivindicación, difundida en Internet, el grupo de Al Zarqaui aseguró haber cometido el atentado contra el local porque era "frecuentado sólo por policías, espías y colaboradores".

El ataque se produce un día después de que generales estadounidenses e iraquíes declarasen un éxito la Operación Relámpago contra las redes de la insurgencia en Bagdad, que comenzó hace un mes y que ha llevado a la detención de decenas de personas y al desmantelamiento de numerosos talleres para fabricar coches bomba. El Gobierno, no obstante, advirtió de que los rebeldes eran aún capaces de llevar a cabo ataques de importancia en la capital.

Mientras, cerca de la frontera con Siria, al norte de la ciudad de Karabila, continuaba una ofensiva de tropas estadounidenses e iraquíes contra lo que el Pentágono considera una plaza fuerte de la insurgencia, así como punto de llegada de terroristas extranjeros. Durante la llamada Operación Daga, se produjeron bombardeos por parte de aviones y helicópteros estadounidenses y británicos.

Sogas y látigos

En Karabila, las tropas estadounidenses encontraron un centro de tortura de la insurgencia, equipado con cables, esposas, sogas y látigos. Cuatro iraquíes yacían medio muertos después de haber sido sometidos a palizas y descargas eléctricas. Uno de ellos era un joven de 19 años que se había enrolado en el nuevo ejército iraquí, y que contó cómo cada día sus captores mataban a alguien. Los soldados encontraron también un manual de la Yihad de 574 páginas. Uno de los capítulos se titula "Cómo seleccionar al mejor rehén" y otro, "La legitimidad de cortar las cabezas de los infieles".

Mientras que el portavoz de los marines aseguró que al menos 50 insurgentes habían muerto en los ataques, una organización de los suníes de Irak -confesión a la que pertenecen la mayoría de los rebeldes, al igual que los gerifaltes del régimen del depuesto dictador Sadam Husein- acusó a EE UU de matar a civiles. En un comunicado difundido ayer, el Pentágono señaló que entre los muertos durante la operación militar -la tercera en los últimos días después de las ofensivas Lanza y Excavadora- figuran ciudadanos saudíes y sudaneses. También reconoció la muerte en combate de un soldado norteamericano.

En Bagdad se produjo un macabro hallazgo, cada vez más frecuente en los últimos meses en Irak: siete cadáveres maniatados fueron encontrados en un basurero, informó el Ministerio del Interior. Cientos de cadáveres han sido hallados en los últimos meses en distintos puntos de Irak, y tanto suníes como chiíes se han acusado mutuamente de secuestrar y asesinar de partidarios de la otra confesión.

Soldados de EE UU ante el cadáver del terrorista suicida, en Bagdad.
Soldados de EE UU ante el cadáver del terrorista suicida, en Bagdad.EFE

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