Michelin, contra las cuerdas
La firma francesa aconsejó de nuevo a sus equipos que no corrieran por seguridad, pero la FIA respondió que no entendía un error así
Lejos de resolverse, el problema de los neumáticos se encendió ayer todavía más hasta el momento justo de empezar el Gran Premio de Estados Unidos. En el circuito de Indianápolis se vivieron horas de mucha incertidumbre, mientras la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y Michelin intercambiaban comunicados intentando encontrar soluciones que nunca llegaron. Tras no encontrar las causas del deterioro interno de los neumáticos que llevaron el viernes a Ralf Schumacher a chocar contra el muro de la curva oval y a Ricardo Zonta a sufrir un peligroso trompo, Michelin insistió ayer en que sus neumáticos no podían ofrecer a sus equipos ninguna seguridad una vez transcurridas las 11 primeras vueltas. La FIA le respondió que no comprendía que una empresa tan experimentada hubiera cometido un error de este nivel y ofreció dos soluciones: utilizar los neumáticos que han llegado de Clermont-Ferrand con la consiguiente penalización, por estar fuera del reglamento, o ir cambiando el neumático trasero de sus bólidos cada 10 vueltas.
"Deberíamos haber corrido, pero con garantías de seguridad", afirmó Montoya
La federación planteó usar otras gomas, con penalización, o cambiar las traseras cada 10 vueltas
Mientras los 250.000 espectadores estaban ya llenando el circuito más mítico del automovilismo estadounidense, los equipos estaban todavía debatiendo cuál iba a ser su posición. Nadie se aclaraba. Toyota y BAR Honda anunciaron el sábado por la noche con la boca pequeña que no iban a competir si Michelin no ofrecía seguridad. Lo mismo afirmó Flavio Briatore, el jefe de Renault, a bombo y platillo. Pero a medida que se acercaba el momento del inicio de la carrera, las dudas se iban acrecentando ante la firmeza de la Federación Internacional en sus posiciones. "Los intereses son enormes", concedió Fernando Alonso. "No creo que el Gran Premio se suspenda". Y lo mismo pensaban sus más inmediatos rivales en el Mundial. "Deberíamos haber corrido, pero con garantías de seguridad", afirmó Juan Pablo Montoya.
Sin embargo, Michelin quería evadir toda responsabilidad en los hipotéticos incidentes que pudieran ocurrir durante la carrera. El sábado planteó varias soluciones a la FIA, en un intento de salvar su cara en un mercado tan importante como el estadounidense y en el mundo entero. Pretendía que sus coches pudieran cambiar los neumáticos utilizados en la cronometrada -lo cual está prohibido por las normas- y colocarse otros con las especificaciones del circuito de Montmeló con los que creían que sus coches podrían concluir la carrera sin problemas. Y proponía como alternativa más dura colocar una chicane para evitar la curva del circuito oval. Y una última que ni siquiera llegó a plantearse oficialmente, era atrasar la carrera al martes y realizar una nueva cronometrada el lunes.
Ayer, Michelin insistió de nuevo en todo ello. Y le comunicó a la FIA que no iban a competir con los mismos neumáticos y con la misma configuración del trazado. "Por tanto", concluía su comunicado a la FIA, "reiteramos nuestra propuesta de que se reduzca la velocidad en las curvas 12 y 13
[o sea, que se cree una chicane en la curva oval]". Michelin entendía que de esa forma se evitaba que el alto peralte de la curva oval, creara un reparto de las presiones internas del neumático izquierdo trasero, el que más sufre, que producía la rotura interna del neumático, probablemente, por un error de fabricación.
La FIA, sin embargo, se mantuvo inflexible y les respondió con perplejidad lo que todo el mundo pensaba: "Tenían la posibilidad de llevar aquí dos tipos de neumáticos para evitar este tipo de problemas y resulta duro de entender cómo no han servido a sus equipos los neumáticos adecuados, con la amplia experiencia que tienen en Indianápolis. Estamos convencidos de que van a aconsejar a sus equipos cuál es la máxima velocidad en la que pueden garantizar la seguridad de los pilotos para realizar la curva oval. Y nosotros les comunicaremos que no entorpezcan la marcha de otros pilotos". Su comunicado aclaraba también que los equipos de Michelin podían cambiar los neumáticos si querían, pero que los comisarios decidirían la sanción que deberían afrontar y que ésta no sería suave. Y por otra parte, afirmaban que estos equipos podían cambiar su neumático trasero izquierdo cada 10 vueltas sin penalizar, si demostraban que existía un peligro real.
Era la única forma de preservar la competición y de salvaguardar los intereses de Bridgestone y de Ferrari que habían tenido problemas en todas las carreras anteriores y que ahora vislumbraban la posibilidad de alcanzar su primera victoria en el Mundial de este año.
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