El parque de las aves de Vilassar cierra después de 32 años

El parque de las aves de Vilassar de Mar cerró ayer sus puertas tras 32 años de vida.

Un minuto de silencio roto por la melodía del Cant dels ocells, justo al mediodía y con todo el recinto completamente paralizado, fue el acto simbólico que los trabajadores y los visitantes realizaron para dar el último adiós al parque. El parque ha cerrado tras un litigio judicial, pero ha recibido propuestas, más o menos formales, de los municipios de Santa Susanna, Calella, Mataró, Viladecans y Sitges, así como de diferentes propietarios de fincas privadas.

Pese a que muchas familias se acercaron para aprovechar la última oportunidad de ver este recinto, ayer ya faltaban varios animales y algunas plantas, ante la necesidad de empezar el traslado cuanto antes, ya que el día 8 de julio, por orden judicial, el terreno debe estar limpio. "Ahora estamos completamente centrados en los trabajos de traslado de las plantas y los animales en unos terrenos del parque no afectados por la sentencia, ya que fueron comprados posteriormente, y en la reubicación de los animales", explicó Noemí Durán, la portavoz de los trabajadores del parque.

El Departamento de Medio Ambiente ha recogido algunos animales, especialmente los que están en peligro de extinción, para reubicarlos en otros centros, aunque otros han tenido que ser vendidos entre los socios del recinto. Todos los visitantes hacían ayer una sola pregunta -"¿cuándo se podrá ver este parque en otra ciudad de Cataluña?"-, sobre la que la directora del centro, Marta Vinyals, expresaba su pesimismo. "Un parque así no se traslada a otro sitio en unos meses; se necesitan años de preparación del terreno y una fuerte inversión de capital", afirmó.