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Las vacas y las ovejas tienen hambre

EL 5 DE JUNIO, un rebaño de vacas de cuatro propietarios de la Ribagorça catalana y aragonesa cruzaba el túnel de Vielha para iniciar la trashumancia en las montañas del valle de Arán. Pero este año los pastos escasean y son tres veces más caros debido a la sequía. El frío del invierno y la falta de lluvias han dejado los bosques secos y han reducido a menos de la mitad la cosecha de cereales prevista.

En Cataluña, la sequía está teniendo consecuencias negativas en cadena. Además de los cerealistas, los grandes perjudicados son los ganaderos de vacuno y ovino. Ante la falta de pastos, muchos se ven obligados a mantener en el establo los rebaños desde el otoño y a complementar su alimentación con piensos. El sector está en una situación límite que hace peligrar muchas explotaciones.

"Los ganaderos estamos muy desanimados. Hace tiempo que lo pasamos mal y no sabemos cuánto más podremos resistir", afirma Josep Lloret, de 35 años, joven agricultor de Sant Martí de Sesgueioles, en la comarca barcelonesa de l'Anoia. Él se quedó en la explotación familiar creyendo que con 150 hectáreas y 500 ovejas podría ganarse bien la vida, pero ahora no está muy seguro de si eligió bien.

"Éste es un trabajo vocacional al que dedicas mucho tiempo y a veces consigues poca productividad. Y ahora es la ruina", se lamenta.

Desde septiembre, el rebaño de Josep ha permanecido la mayor parte del tiempo encerrado en los corrales por falta de pastos, lo que le ha supuesto unos gastos extraordinarios en alimentación complementaria y en adaptación de las instalaciones. Según los datos facilitados por el sector, esta situación ha provocado un sobrecoste de 23 millones de euros a los productores de ovino, unos 25,5 euros por animal. El precio de venta de un cordero de dos meses de vida es de 54 euros.

Josep piensa que el futuro de la ganadería es muy incierto porque están cambiando los hábitos alimentarios y cada vez se consume menos carne de cordero en España. Por esta razón, y como consecuencia de los problemas estructurales que arrastra el sector, en Cataluña se ha reducido a la mitad la cabaña de ovino en 10 años. "La sequía ha agravado la situación y muchos ganaderos se plantean cerrar las explotaciones de ovino porque no son rentables. Además, como este año habrá escasez de paja, forrajes y pienso, aumentarán los costes de producción. Tendremos menos ingresos y más gastos que nunca", añade Josep.

Josep no quiere ni imaginar qué pasará si continúa sin llover. Muchos ganaderos no tendrán agua suficiente para abrevar el ganado y tendrán que recurrir a camiones cisterna.

La situación será más peliaguda lejos de los núcleos urbanos. Es el caso de Emili Ribó, de 62 años, que soñaba con que alguno de sus nietos continuase en la explotación familiar de Casa Ribera de Comiols, un agregado a Artesa de Segre, en la comarca leridana de la Noguera. Pero la sequía truncó su esperanza. "Ésta es una profesión a extinguir, pero sin agua no hay futuro para nadie", señala. La sequía le ha hecho perder cosecha de cereales. Y no tiene pastos ni agua para sus 700 ovejas.

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