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Reportaje:

Otra luz para la ciudad

La asociación Sururbana aporta una mirada femenina y diferente sobre la arquitectura y el urbanismo tradicionales

Javier Martín-Arroyo

La planificación de la ciudad ha corrido históricamente por cuenta del hombre, pero es a la mujer a quien más ha afectado la ordenación moderna de los edificios y espacios urbanos. Además de haberse incorporado al mercado laboral con retraso, la mujer ha cuidado tradicionalmente de los niños y los minusválidos, y por ello, entre otras razones, ha padecido la falta de espacios públicos y que la ciudad se haya convertido en un espacio poco habitable.

En 1999 un grupo de 15 mujeres arquitectas, geógrafas y biólogas decidieron en Sevilla decir basta e intercambiar sus experiencias para aportar otra luz al problema. Su luz. La intención era corregir y enriquecer los puntos de vista institucionales, tradicionalmente diferentes de la perspectiva propia que tienen las mujeres sobre la vida urbana. Ofrecer "otra mirada" para tratar de influir en el diseño de los espacios vitales puestos en marcha, además de impulsar la educación ambiental y cívica. Pero siempre denunciar de forma positiva.

"La motivación fue abrir un espacio para oír las voces de las profesionales del urbanismo, porque aún las mujeres seguimos en una segunda línea. Hablamos de la posibilidad de incidir en la perspectiva sobre la ciudad", cuenta Claudia Zavaleta, arquitecta, investigadora, y actual presidenta de Sururbana. Estas profesionales percibieron cómo la planificación territorial no favorece a las mujeres ni la igualdad de oportunidades.

El primer ejemplo son las urbanizaciones de la periferia en terrenos sin buena accesibilidad ni transportes, que provoca el aislamiento femenino. "Son urbanizaciones pobres socialmente por la homogeneidad y de escasa diversidad paisajística. Todas refuerzan el aislamiento que ya padecen las amas de casa que no trabajan", apunta. Estas dificultades están presentes en urbanizaciones del área metropolitana de Sevilla como el Aljarafe y Alcalá de Guadaira.

"Son cientos y cientos de adosados, que ya son llamados acosados. En ellos el coche es protagonista, y para evitar el desplazamiento diario habría que promover focos de creación de empleo y dotaciones cercanas". "Hay que generar conciencia de que carecer de plazas y espacios culturales y de socialización no son ventajas", añade. Los debates que organizan son internos y en ocasiones abiertos al público, que se acerca hasta su sede sevillana de la Casa de la Sirenas. Miembros de la asociación como Mercedes Gil o Paloma Cabañas han acudido a foros institucionales para aportar sus puntos de vista sobre un problema ante el que siempre procuran ser optimistas. Aunque en ocasiones les cueste.

"En el discurso institucional siempre se incluye la sostenibilidad, pero en la práctica se avanza muy poco y siempre se consideran prioritarios otros aspectos", critica Ana Ruega, bióloga que enriquece la preocupación medioambiental en la visión grupal de Sururbana. "Nuestra voz molesta y es incómoda. Algunos hombres acuden a las actividades y hacen el esfuerzo de resituarse en la sociedad, pero en la plana mayor del Consejo Andaluz de Colegios de Arquitectos sigue sin haber ni una sola mujer", concluye Zavaleta.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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