La polémica de los ángeles
El jefe del servicio de Arquitectura, Julián Esteban, cuestiona el proyecto de desmontar la bóveda barroca de la seo de Valencia
"Asombrado y emocionado". Así dice estar el jefe del Servicio de Arquitectura de la Generalitat, Julián Esteban Chapapría, ante la observación directa de las "bellísimas" pinturas que Paolo de Sanleocadio y Francesco Pagano realizaron a finales del siglo XV en la bóveda del altar mayor de la catedral de Valencia. "Es absolutamente preciso intervenir sobre las pinturas", apostilló. Ahora bien, el proyecto previsto por la Consejería de Cultura, con el visto bueno del cabildo catedralicio, de desmontar de manera reversible la mayor parte de la bóveda barroca (la plementería, a excepción de los nervios y la clave) para mostrar los frescos renacentistas adolece de falta de "rigor", argumentó Chapapría. Es más, "se está actuando con prisa y precipitadamente"; "no se conocen bien las estructuras" preexistentes; se rompe la "dinamicidad de la catedral"; la reversibilidad es "coger una radial y cortar a trozos la plementería".
En conclusión, Chapapría vino ayer a presentar prácticamente una enmienda a la totalidad de la propuesta arquitectónica de Salvador Vila y del equipo de la directora del Instituto de Restauración, Carmen Pérez. Lo hizo en el transcurso de un intenso debate en el Colegio de Arquitectos de Valencia, organizado por Icaro.
Chapapría, que dirigió la restauración de la catedral a fines de los noventa, comparó la intervención prevista con propuestas -fallidas- como desmontar las dos catedrales de la mezquita de Córdoba, y abogó por restaurar las pinturas desde el espacio entre la bóveda barroca y la gótica. Después, se acuerda cómo mostrar las pinturas: a través de cámaras o con una reconstrucción, por ejemplo. A las cuevas de Altamira ya no se permite el acceso al público. El disfrute social del patrimonio es importante, pero el análisis y conocimiento del mismo es prioritario. Hubo aplausos al final de su intervención en un auditorio compuesto sobre todo por arquitectos.
El debate se tensó por las alusiones directas. Pérez y Vila habían incidido en que la inspección de Seguridad e Higiene en el Trabajo les prohíbe trabajar entre las bóvedas por las malas condiciones -"es posible", intervino Chapapría-; que la única forma de restaurar es desmontar la estructura barroca y que esta operación es reversible. Ambos habían explicado con detalle el ya conocido proyecto. "Las pinturas pueden esperar, pero es como detectar un tumor. Si se espera más se puede reproducir el tumor", afirmó Pérez sobre la restauración.
Jaime Sancho, responsable de patrimonio de la catedral, insistió en que nada es definitivo, aunque abogó por dejar al descubierto las pinturas renacentistas.
Entusiasmado con los ángeles músicos renacentistas se mostró el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona Antoni Pitarch, que pidió un "punto de transgresión" a los arquitectos para poder disfrutar de la importancia histórica, y no sólo artística, del encargo de Roderic de Borja, que transformó "la visión dolorosa" de los anteriores ángeles pasionarios en "ángeles gozosos".
No tenía una opinión clara el catedrático de Historia del Arte de la Universitat de València, Joaquín Berchez, hasta que vio las pinturas el martes, y comprobó la "magnífica" perfección formal. De modo que sugirió su visión y el establecimiento de un diálogo entre los distintos estilos de la catedral, que por su interés sería única en España. También arrancó algunos aplausos.
En el turno de intervenciones del público, se escucharon críticas a las prisas del proyecto, se preguntó si éstas obedecían a la anunciada visita del papa Benedicto XVI en 2006 y se cuestionó la reversibilidad del desmontaje. Ya entrada la noche, el debate continuaba.
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