El presidente de Morgan Stanley deja el cargo en plena crisis
Purcell abandona por los ataques de ex directivos y del consejo
El controvertido Philip Purcell arrojó la toalla al anunciar ayer su renuncia a la presidencia ejecutiva de Morgan Stanley, para poner fin a tres meses de duro enfrentamiento en el seno del gigante de Wall Street. Purcell, de 61 años, fue contudente en su carta de renuncia: confesó no haber podido resistir los "continuos ataques" que le lanzan antiguos directivos de la firma financiera y la oposición del consejo.
Purcell se quedará al frente de la prestigiosa firma financiera hasta que se encuentre a su sucesor, o a más tardar, hasta marzo de 2006, cuando se celebrará la próxima junta general de accionistas. Después se jubilará. Purcell considera que marcharse "es lo mejor que puedo hacer", a pesar de que los ataques recibidos son "injustificados", según remachó en su emotiva misiva dirigida a empleados, inversores y clientes de Morgan Stanley.
La continua fuga de valiosos ejecutivos era lo único que podía acabar con Purcell. Su despido hubiera requerido que el 75% de los miembros del consejo de administración se postularan contra él. Una situación que, según la prensa estadounidense, se logró durante el fin de semana y que le forzó a presentar su renuncia.
Morgan Stanley quiere pasar página y deja la puerta abierta para que la treintena de directivos que abandonaron la firma regresen, como Joseph Perella y Tarek Meguid, considerados como los principales artífices de la franquicia.
La salida de Purcell fue el tema de conversación en Wall Street porque pone fin a un periodo de incertidumbre para los inversores por las peleas en la firma. Sus títulos registraron un importante repunte del 3,5% desde los 49,88 dólares del viernes. Ahora la atención se centra en ver quién será el elegido para el puesto vacante.
Quinielas sucesorias
Purcell se puso a disposición del consejo de administración para encontrar a su sucesor y asistirle durante la transición. Entre los nombres que se barajan están Zoe Cruz y Stephen Crawford, que ocupan el cargo de copresidentes tras la dimisión de Stephan Newhouse. Ningún disidente podrá ser candidato.
La salida de Purcell, que entró en la compañía tras la fusión con Dean Witter en 1997, reavivó las especulaciones sobre la eventualidad de que Morgan Stanley pueda ser adquirida por otro grupo rival, entre los que se ha citado recientemente a Bank of America, Wachovia y HSBC. Y todo esto coincide con el anuncio de una revisión a la baja de los beneficios para el segundo trimestre.
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