20 años de éxito
La entrada en la hoy llamada Unión Europea fue un anhelo de los demócratas españoles que se plasmó en el Tratado de Adhesión firmado hace 20 años, cuando la democracia ya estaba asentada en España. Pero ha sido un instrumento sin igual para su consolidación y reforzamiento, para la modernización económica y social, con el factor añadido de la plena participación en el euro, y un multiplicador para las posibilidades exteriores de este país hacia áreas de primordial interés como América Latina o el Magreb. Y así, no sólo España se ha europeizado, sino que Europa se ha españolizado con estas aportaciones e ideas como la ciudadanía europea o el impulso a la lucha en común contra la delincuencia, incluido el terrorismo.
Ha sido una historia de éxito. España, debido a la dictadura de Franco, no tuvo acceso al Plan Marshall, pero a partir de 1986 se benefició notablemente de la política de solidaridad de la UE, la llamada cohesión económica y social. No era sólo un maná que llegaba a nuestro territorio. También países como Alemania se han beneficiado de la apertura del mercado español. La política de cohesión ha sido uno de los grandes éxitos de la construcción europea, del que también se han beneficiado Portugal, Irlanda y Grecia. Ahora, en la UE de 25 debe proseguir. España se ha hecho más rica, pero no tanto como para justificar que se cierre bruscamente este grifo que aún ha de beneficiar a este país, y, sobre todo a alguna de sus regiones más atrasadas. Y a los nuevos miembros más pobres, pues Europa sólo se construirá desde la solidaridad bien entendida. Éste es un reto que tienen sobre la mesa los Veinticinco cuando se reúnan el próximo jueves en Bruselas para intentar cerrar el marco presupuestario de la Unión, las llamadas Perspectivas Financieras para 2007-2013, y hablar de un nuevo salto en la modernización de la economía europea, sin el cual la solidaridad se vendrá a pique.
Ese encuentro debe centrarse principalmente en la dirección a seguir tras el rechazo de los votantes franceses y holandeses de la Constitución europea. Zapatero tiene en esta reunión su primera oportunidad de influir realmente en la marcha de la Unión, si sabe aprovecharla y presenta medidas creativas y sensatas, tanto para el tema constitucional como para el presupuestario y el económico. Muchos de los otros 24 dirigentes están esperando escucharle. A su favor tiene que representa una nueva generación de líderes y que fue el primero en sacar adelante el referéndum sobre la Carta Magna de la UE, mostrando que aquí no hay divorcio entre europeísmo y opinión pública. No es afán de notoriedad, sino interés nacional bien entendido. A España le va bien que Europa vaya bien.
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