El derroche del oro líquido
El Canal ha comenzado ya a mezclar las reservas de los embalses con el agua de pozos subterráneos
La Comunidad de Madrid -con 5,8 millones de habitantes, 25.000 industrias y 15.000 hectáreas verdes- se bebe al año 600 hectómetros cúbicos de agua (600.000 millones de litros), algo más de los 545 hectómetros que acumulan a día de hoy los 14 embalses con los que el Canal de Isabel II abastece la región, y que están al 58% de su capacidad. Eso quiere decir que en Madrid queda agua para apenas un año y que, si en los próximos meses sigue sin llover, en abril de 2006 el Gobierno regional tendría que adoptar, por primera vez en su historia, medidas de restricción al consumo doméstico, como han confirmado a este periódico responsables del organismo público. El año pasado, por estas fechas, los embalses estaban al 93% de su capacidad.
La Comunidad, dispuesta a limitar el riego en otoño si no llueve en los próximos dos meses
Los chalés, muchos de ellos con jardín y piscina, han aumentado un 160% desde 1991
Los campos de golf se 'beben' cada día tanta agua como una ciudad de 100.000 habitantes
Mucho antes del racionamiento llegarían las limitaciones en el uso de agua para el riego de jardines o el llenado de piscinas, medidas que ya se están tomando en otros puntos de España como Huesca o la cuenca mediterránea. En Madrid sólo hay un precedente de restricciones: las que tuvo que decretar en 1992 -con los embalses al 45% de su capacidad- el entonces presidente regional, Joaquín Leguina, prohibiendo el riego de jardines y el baldeo de calles. A esa situación llegará la región antes de septiembre si sigue sin llover.
La Comunidad reclama al Ministerio de Medio Ambiente que construya un nuevo embalse para hacer frente al aumento de población, pero la ministra Cristina Narbona y los grupos ecologistas coinciden en que lo que tiene Madrid es un problema de ahorro, y en que la solución es priorizar los usos. Un dato: el riego de los 28 campos de golf de la región consume cada día tanta agua como una ciudad de 100.000 habitantes, con su industria y sus zonas verdes incluidas. Otro: entre 1991 y 2004, las viviendas unifamiliares, muchas de ellas con jardín y piscina, casi se han triplicado: de 104.000 a 268.000
.Ante lo que el Instituto Nacional de Meteorología ha calificado como el periodo más seco desde 1947, la Comunidad de Madrid ha activado ya el nivel de prealerta, lo que quiere decir que ha empezado a usar agua de pozos subterráneos (además de los embalses) para el abastecimiento urbano. El agua que sale de los grifos de miles de madrileños ya no es, desde hace dos meses, pura agua de embalse, sino una mezcla formada por un 92% de agua de embalse (la única que se consume en épocas de normalidad) y un 8% extraída del acuífero subterráneo del terciario detrítico.
Este gigantesco embalse natural y de vida milenaria sobre el que se asienta la región, que guarda en su tripa tres billones de litros del líquido elemento, está pinchado por el Canal en 77 pozos, de los que obtiene agua en las épocas de sequía, cuando los pantanos amenazan con vaciarse. "Es un agua tan buena como la otra, sólo que la de acuíferos tiene más presencia de minerales y es por ello un poco más densa, así que, al mezclarla con la de los embalses, hay que clorarla ligeramente, y puede que haya gente que note un poco el cambio de sabor. Pero es un agua purísima", explica una portavoz del Canal de Isabel II.
Además de aprovechar las reservas subterráneas, la Comunidad está haciendo uso, desde el pasado octubre, del trasvase de Picadas, una enorme conducción que, sólo en situaciones excepcionales, saca agua del río Alberche, en Ávila, y la bombea hasta Madrid (con el coste extra que eso supone). En las últimas semanas el Canal de Isabel II ha creado un comité de sequía y en breve presentará una campaña de publicidad para pedir a los ciudadanos que reduzcan el consumo.
Limitaciones
Los responsables autonómicos cruzan los dedos confiando en que no haya que pasar a la segunda fase de alerta -las limitaciones al riego-, y tratan, sobre todo, de alejar lo que la presidenta Esperanza Aguirre llamó hace unos días "el fantasma de las restricciones".
De los 603 hectómetros cúbicos que la región consumió el año pasado (y que no incluyen el agua destinada a la agricultura), la mitad fue a parar a los grifos de las casas -cada madrileño consume una media de 147 litros al día-, otro 30% a alimentar fábricas e industrias, un 10% lo usaron los ayuntamientos en regar los parques y limpiar las calles, y otro 10% (165 millones de litros, de media, cada día) se perdió por fugas o averías de las conducciones, según reconoce el Canal de Isabel II.
La red de suministro del organismo público suma 11.400 kilómetros de tuberías, y la Comunidad se gasta entre 20 y 30 millones de euros cada año en renovarlas. Muchas de estas conducciones son de fibrocemento, un material muy poco resistente a los cambios de temperatura, lo que las hace estallar con relativa facilidad (sólo en la capital se registran más de 7.000 averías en cañería de agua cada año, según el Ayuntamiento). A pesar de ello, la portavoz del Canal asegura que la red madrileña de suministro "está entre las más eficaces y con menor porcentaje de averías del mundo". "Sabemos que hay que evitar fugas, y estamos invirtiendo para hacer más fuertes las conducciones, pero hay que tener en cuenta que en toda la Comunidad hay millones de juntas de cañería y acometidas", señala.
El riego de parques y jardines, públicos o privados, se traga también una buena parte de la gigantesca cuba madrileña. Por una parte, más del 90% de las zonas verdes de titularidad pública se siguen regando con agua potable, y por otra, la burbuja inmobiliaria ha disparado la construcción de chalés con sus respectivos jardines y piscinas. Desde 1991, el número de viviendas unifamiliares en la región ha pasado de 104.000 a 268.000, según datos de la Comunidad y según puede comprobar el visitante en un recorrido rápido por la región. Muchos de estos chalés incorporan una piscina o un pequeño jardín que se riega, indefectiblemente, con agua potable. "El criterio general es dar autorización para usar agua de las bocas de riego a quienes tienen menos de tres hectáreas de zona verde", explica la portavoz del Canal. Tres hectáreas equivalen a tres estadios de fútbol.
El consumo de agua en Madrid en los meses de junio (cuando empiezan a llenarse las piscinas) y julio crece un 30% respecto al resto del año. Hace tres veranos el Canal trató de frenar esa tendencia modificando las tarifas para hacer que pagaran más en verano -entre un 25% y un 50% más que en invierno- quienes derrochen durante los meses de calor. Pero eso, según denuncian los ecologistas, no ha tenido tanto efecto como se esperaba.
"No basta con modificar un poco las tarifas. Hay que emprender auténticas campañas para explicar a la gente que ahorrar no es malo, que adoptar restricciones no es tercermundista, como dijo Esperanza Aguirre la semana pasada, que no es signo de penuria, sino de progreso", argumenta Santiago Martín Barajas, de Ecologistas en Acción. Una campaña de ese tipo es la que va a iniciar el Canal de Isabel II en los próximos días: informará a los ciudadanos, por ejemplo, de que dejar el grifo abierto mientras uno se lava los dientes o se afeita supone tirar 12 litros por minuto; que una ducha gasta 50 litros, cinco veces menos que un baño; o que no hay que usar la cisterna como papelera porque cada vez que se vacía se pierden entre 6 y 12 litros.
Pero más allá de campañas de publicidad, la Comunidad de Madrid ha subido esta semana su tono reivindicativo para recordar al Ministerio de Medio Ambiente que, aunque la sequía termine por pasar, "su obligación es garantizar el suministro de agua a los madrileños". La presidenta Aguirre calcula que faltan 400 hectómetros al año para abastecer a una población que ya roza los seis millones de habitantes, y eso, dice, sólo se conseguirá construyendo al menos un nuevo embalse en una provincia limítrofe.
La petición ha sido desoída por la ministra Cristina Narbona. En su opinión, Madrid podría aumentar hasta en 200 hectómetros cúbicos anuales el volumen de agua disponible si aplicara medidas de ahorro, reciclara más agua para el riego (ahora sólo reutiliza el 0,5% de lo que se consume) y potenciara el uso del acuífero subterráneo.
Ecologistas en Acción coincide en ese diagnóstico. Y plantea una serie de medidas concretas para reducir "en un 20%" el consumo de agua sin tener que construir embalses, "que causan en muchas ocasiones importantes daños en el entorno natural". En primer lugar, se trataría de dar más peso al río Alberche, un río "infrautilizado": "Ahora el Canal de Isabel II obtiene de este río sólo 120 hectómetros cúbicos anuales. Podría pasarse a 280 hectómetros. Eso sí, a costa de retirar a la compañía Unión Fenosa la concesión que tiene para producir energía usando agua del Alberche", aclara Martín Barajas. Segunda medida: emplear sólo agua reciclada (procedente de depuradoras, pero no potable) para regar los parques y baldear las calles de las ciudades. "Se ahorraría un 10% del consumo, 60 hectómetros". Tercero: mejorar la red de cañerías para reducir las pérdidas por fugas y averías. Y cuarto: realizar campañas periódicas de publicidad para sensibilizar a la ciudadanía.
El uso de agua reciclada es una de las piedras de toque de la política del agua en Madrid. La región depura el 100% de las aguas residuales -es decir, trata en plantas depuradoras el agua de lluvia y las aguas fecales de las casas para limpiarlas de materia orgánica, fósforo y nitrógeno-. Pero, una vez depurado, el preciado líquido vuelve a los ríos, cerrando el ciclo; sólo una mínima parte es reutilizada para el riego. ¿Por qué? Según la Comunidad y el ministerio, porque falta tecnología en las depuradoras e infraestructuras de suministro en el subsuelo. Según los ecologistas, porque falta voluntad.
La Gavia
En el caso de la capital, únicamente una de las siete depuradoras del Ayuntamiento, la de La China, tiene incorporado el sistema para poder reutilizar el agua -aunque en los próximos meses se pondrá en marcha la nueva planta de La Gavia, inaugurada el pasado lunes y que cuenta con un sistema aún más moderno de reciclaje-. Con esa agua reutilizada se riegan 18 parques de Madrid, es decir, 568 de las 5.000 hectáreas de zonas verdes que hay en la ciudad.
La Comunidad gestiona otras 139 depuradoras, y sólo cinco reciclan agua: tres hectómetros cúbicos anuales, el 0,5% del agua que se consume. Consciente de esa carencia, Esperanza Aguirre presentó hace diez días por todo lo alto el plan Madrid Dpura, dotado con 600 millones de euros para los próximos cinco años. El objetivo es incorporar sistemas de reutilización en 30 depuradoras y conseguir así 40 hectómetros cúbicos anuales de agua no potable "para riegos y usos industriales"."Esa cantidad daría para regar, por ejemplo, el 40% de las superficies verdes de la región", asegura la portavoz del Canal, aunque matiza que no tiene por qué ser ése su destino.
Lejos de estas polémicas sobre el abastecimiento urbano y el riego de jardines, quienes más han acusado la sequía hasta el momento han sido los agricultores y ganaderos, un sector que, aunque en Madrid es muy minoritario, da empleo a unas 3.000 personas que trabajan 60.000 hectáreas de cultivos herbáceos (cereales, legumbres, guisantes) y 22.000 de olivar, según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Madrid (COAG).
"A estas alturas, más del 80% de la cosecha de cereales está perdida. Y eso supone unos 16 millones de euros", afirma Ivanna Martínez, miembro de la coordinadora. COAG va a pedir al Gobierno central que conceda créditos blandos y exenciones fiscales a los afectados. "A las subvenciones directas renunciamos, porque sabemos que la Unión Europea no lo consentiría", se lamenta Martínez.
Los agricultores desde las campiñas y los responsables del Canal de Isabel II desde los despachos, todos miran al cielo estos días para adivinar un gesto de las nubes que les permita abrigar esperanza. La región, como España entera, lleva siete meses en estado de sequía. Eso no significa que en todo este tiempo no haya llovido, sino que el volumen de agua recogida no llega al 50% de lo habitual en esos meses; y, sobre todo, que no ha habido, desde noviembre, un periodo regular y continuado de lluvias. Las últimas previsiones del Instituto Nacional de Meteorología apuntan, sin embargo, a que hoy mismo el cielo podría dar tregua a la tierra. Y a las autoridades autonómicas.
No habrá más pantanos
"El ministerio tiene que entender que la población madrileña ha pasado en pocos años de cinco a casi seis millones de habitantes, y las infraestructuras hídricas siguen siendo las mismas", señalan dirigentes de la Comunidad de Madrid. Es el argumento para reclamar al Gobierno central que construya al menos un nuevo embalse en las inmediaciones de la región. El Canal de Isabel II abastece 170 de los 179 municipios de Madrid, más ocho pueblos de Ávila, Toledo y Guadalajara.
Pero el ministerio replica que el consumo de agua en la Comunidad "ha crecido un 20% en la última década, mientras la población sólo se ha incrementado un 12%". Apoyándose en esos datos, la titular de Medio Ambiente, la socialista Cristina Narbona, ha advertido ya a la presidenta Esperanza Aguirre de que no construirá ni un solo embalse más.
Un portavoz del ministerio confirmó a EL PÁIS esa decisión: "No habrá más pantanos ni más infraestructuras".
El pasado 20 de mayo Narbona recibió al número dos del Gobierno regional, el vicepresidente Ignacio González, y le entregó un borrador de protocolo en el que propone al Ejecutivo de Aguirre la adopción de 30 medidas para mejorar la gestión del agua en Madrid.
A lo único que se compromete Narbona en ese escrito, en cuestión de nuevas infraestructuras, es a "acelerar los trabajos de las obras de Campo Pozos de Guadarrama", para potenciar el uso de acuíferos, y a "iniciar la construcción del segundo anillo de abastecimiento a Madrid", una red de tuberías para distribuir mejor el agua de los 14 embalses. También plantea la creación de un Banco Público de Agua que compraría agua a los regantes en épocas de sequía para vendérsela al Canal.
El resto son medidas de fomento del ahorro, que competen fundamentalmente a Aguirre: por ejemplo, extender el uso de agua reciclada a todos los campos de golf, "modificar la normativa de explotación de las piscinas de uso colectivo" o hacer un "seguimiento" de las industrias que realizan "consumos abusivos".
Según el Ministerio de Medio Ambiente, cumpliendo esas medidas y "mejorando la gestión de los recursos actuales", la Comunidad de Madrid ganaría 195 hectómetros cúbicos de agua al año, la mitad de los que pide.
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