Fusión de alto voltaje con vistas a Madrid
RAT PACK, platos de inspiración estadounidense en un nuevo restaurante de Torrelodones
En la periferia de Torrelodones (Madrid), no lejos de la A-6 y del casino de juego, Philippe Block, conocido promotor hostelero, acaba de inaugurar un restaurante que intenta rendir homenaje al mundo de Las Vegas (Estados Unidos) y al ambiente de los casinos americanos. Rat Pack fue el nombre del conjunto musical que a finales de los pasados años sesenta crearon Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. y Dean Martin con objeto de promocionar los emergentes locales de ocio de la capital de Nevada.
Con la astucia y sensibilidad de la que Block suele hacer gala, la carta de este nuevo local constituye un divertido recorrido por platos-símbolo de la cultura gastronómica norteamericana. Recetas que van desde Chicago hasta Nueva Orleans, y en las que preponderan las notas especiadas, agridulces y picantes de la sugerente cocina criolla (cajún) del sur de Estados Unidos.
RAT PACK
Autovía A-6, Madrid-A Coruña, salida 29. Torrelodones (Madrid). Teléfono 918 59 08 40. Cierra domingos noche y lunes. Precio, entre 50 y 60. Menú mediodía, 19 euros. Ensalada Nueva Orleans con gambas y aguacate, 9,50 euros. Pez espada estilo 'cajún', 15 euros. Hamburguesa Sammy Davis, 14 euros. 'Brownie' con salsa de vainilla, 5,50 euros.
Pan ... 4
Café ... 6
Bodega ... 6
Aseos ... 7
Ambiente ... 7
Servicio ... 5,5
Platos de mestizaje a los que se suman detalles mediterráneos, franceses, latinoamericanos y orientales. En suma, fusión de alto voltaje dentro de una carta breve en la que figuran especialidades dedicadas a actores de la época, tipo Cary Grant o Lauren Bacall. Una brillante idea argumental que se traduce en un puñado de platos desenfadados que, a trancas y barrancas, superan el aprobado.
Ceviche estilo Frank Sinatra
Al frente de los fogones, el francés Michel Rinkert interpreta de forma desigual las directrices marcadas. En el ceviche de pescados y mariscos estilo Frank Sinatra, inequívocamente peruano, incomodan los tropezones de granada. Y en la ensalada Lauren Bacall, con judías verdes y beicon, molestan algunas notas de ranciedad del aceite. Mejor impresión causan las brochetas de colas de langostinos, de textura crujiente, que se acompañan de una incisiva salsa de tabasco verde. O las gambas a la plancha (17 euros el cuarto de kilo), de tamaño medio, pensadas para mojar en tres salsas y que tras un toque justo de calor casi consiguen disimular que son congeladas.
Pero donde los sabores especiados cobran mayor fuerza es en los platos de peso, como el sabroso pez espada estilo cajún o las costillas agridulces y crujientes con salsa de cacahuete, algo anodinas. Resulta decepcionante el steak tartar a lo Dean Martin, que antes de servirse se pasa por la sartén vuelta y vuelta; aunque sí posee cierta entidad la gran hamburguesa, que se adorna con aros de cebolla roja y celosías crujientes de patatas.
TERRAZA PARA LAS NOCHES DEL VERANO
RAT PACK ocupa un noble y antiguo chalet de la sierra madrileña, situado sobre un repecho elevado desdeel que se disfruta de vistas panorámicas. No es de extrañar que su terraza, espectacular por las noches, alfombrada de diminutas piedras blancas, constituya un rincón privilegiado. Lugar rodeado de abundante vegetación, que dispone de mesas independientes que poseen la consideración de privados al aire libre. Sin embargo, el interior de la casa, de una elegante frialdad, con mesa de billar y sala de estar incluidas, anexas a una sugerente barra de copas, no guarda relación con el espíritu de su comida. Tampoco la iluminación de las mesas, muy tenue, está conseguida.Al mediodía, de lunes a viernes, la casa ofrece un menú de 19 euros que incluye dos platos y postre. Sin duda las sugerencias golosas son lo mejor del entorno: espectacular el surtido de frutas sobre hielo; delicioso el cuenco de vainilla, y más que agradables el tiramisú y el brownie con natillas. Falla la tarta tatín de plátano, un verdadero desastre.A modo de guarnición, con los platos salados se sirven cazuelitasde champiñones y espinacas con patatas fritas PP9 (pommes pont neuf), en alusión a una conocida expresión francesa.La bodega, que parte del contingente del anterior negocio y cuenta con numerosas botellas, necesita una reorganización a fondo. Abundan las bodegas clásicas españolas de numerosas denominaciones de origen, pero se echan en falta, en este caso, algunas de las marcas californianas más conocidas de Napa Valley. En cuanto al servicio, muy profesional, apuntaa resultar insuficiente para atenderel flujo de comensales. Tampoco el pan, muy mediocre, ni el café danla talla como sería deseable.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.