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Reportaje:

Galardón de fin de curso para Casillas

El portero del Real Madrid y de la selección recogió anoche el Premio Osborne al mejor deportista del año

Ha sido elegido por los aficionados como el mejor deportista español del año y anoche estuvo en El Puerto de Santa María (Cádiz) para recoger su premio, el mítico toro de Osborne, el símbolo de la compañía vinatera que organiza el evento. El portero de la Selección Nacional y del Real Madrid, Iker Casillas (Madrid, 1981), llegó de Valencia, donde el miércoles España sólo logró empatar con Bosnia en un partido mediocre. Aún así, fue recibido en la calle por decenas de aficionados, y sonoras fans femeninas, como merece el dios del olimpo deportivo al que ya pertenece. A su llegada el ídolo no parecía estar feliz, sino más bien grave, seguramente por la responsabilidad de acumula y porque se sabía modelo de muchos jóvenes deportistas que anoche, al verle, soñaban con llegar arriba, como hace años soñaba él. "La madre de Dios", dijo en voz baja al salir del vehículo y ver el tropel de aficionados que le esperaban.

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Un premio veterano

Frenado por insistentes solicitudes de autógrafos y entre el clamor del público y los micrófonos, el futbolista llegó a la bodega de Mora, el cuartel general de Osborne, llevado por el viento (de levante fuerte anoche en la bahía de Cádiz) a las ocho de la tarde. Dentro del templo del vino de El Puerto, le aguardaban, además de autoridades e invitados de copete, el presidente del Consejo de Administración del Grupo, Tomás Osborne Gomero-Cívico y la directora de comunicación de la compañía, Claire Fihol.

Tras una cálida bienvenida y unas palabras de salutación, con muchos minutos de retraso por sus continuos encuentros con aficionados durante el camino, Casillas recibió la réplica del famoso toro en plata de ley y concedió una conferencia de prensa en la que tuvo la oportunidad de expresar su agradecimiento "a la firma organizadora y a los oyentes de la Ser" que le eligieron. Casillas dijo, con aspecto tímido, que es "un orgullo" recoger el premio, "que ya conocía, pero que es mucho más bonito al tenerlo delante".

Efectivamente, este no es un galardón más. El deportista recibió un premio de alta carga simbólica. En primer lugar porque, en este caso, el reconocimiento le ha venido directamente de la afición, que mediante la votación abierta por la redacción de deportes de la Cadena Ser, lo eligió como el mejor del año. Un vez más ha quedado claro que el fútbol domina los intereses deportivos de los españoles, porque de las siete ediciones que cumple el premio, sólo dos han sido concedidos a deportivas de otras especialidades: la familia Nieto en el 2002 y el tenista Juan Carlos Ferrero el pasado año.

Por otra parte, el toro que recogía se ha convertido, de manera natural y espontánea, en el símbolo del espíritu español dentro y fuera de las fronteras nacionales. El toro bravo de Osborne, cuya silueta acompaña a los españoles desde 1956, fue creado por Manuel Prieto como reclamo publicitario para el brandy Veterano y, con el tiempo, no sólo ha sido reconocido por la opinión pública como un símbolo propio, sino que, en el año 1995, el Gobierno le concedió un indulto para que pudiera permanecer en las carreteras españolas, no sólo como el identificativo de la compañía, sino de todo un país.

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