"Vinicius fue un revolucionario de la palabra"
Hace 40 años que debutó profesionalmente. Tenía 17 cuando aterrizó en Río de Janeiro para cantar en el espectáculo Opinião. Nada más llegar conoció a Vinicius de Moraes, que en diciembre de 1965 escribió: "Maria Bethânia canta como un joven árbol que arde en un crepitar de madera que se extingue hacia lo alto". Bethânia, la intérprete más carismática de la música brasileña, actúa hoy en Barcelona (Palau de la Música) y el sábado en Madrid (Palacio de Congresos del Campo de las Naciones). A finales de año tiene previsto iniciar un viejo proyecto sobre el mar de Caymmi, el Atlántico del lado que le llega a ella, y el que baña Portugal, el mar de Sophia de Mello Breyner. "Una mujer que escribe de una manera totalmente diferente a todas las que conozco", dice por teléfono desde Lisboa, donde ha descansado durante unos días.
"No hay nada comparable al pueblo brasileño, que pasa por lo que pasa y tiene humor"
En la Modinha, canción de 1958 que abre su disco dedicado a Vinicius de Moraes (fallecido en julio de 1980) Que falta você me faz, suena el piano extraordinario de Maria João Pires. "Siempre la he admirado, pero no sabía que a ella le gustaba mi trabajo. Me contó que tenía el sueño de hacer un disco con Caetano, con canciones de cuna, y otro conmigo".
Maria Bethânia Vianna Telles Veloso (Santo Amaro da Purificação, Bahía, 1946), hermana menor de Caetano Veloso, ha publicado este año un homenaje al poeta. "Vinicius me hace una inmensa falta. Siento al ser humano en el mundo, hace ya mucho tiempo, y sobre todo ahora, muy perdido, muy solitario, muy individualista, muy egoísta... Las personas no quieren ya ni enamorarse", dice con voz de pena. "Están ante el ordenador solitarias, no quieren ya ni oír la voz del otro... Para mí eso es negar la vida. Creo que el hombre solitario es triste, pequeño, se vuelve mezquino... Y Vinicius era todo lo contrario", asegura. "Tenía un extraordinario sentido del humor, una inteligencia agudísima. Y era poeta, el poeta que lleva el dolor del mundo. Pero también sabía dedicar un tiempo inmenso a las grandes alegrías amorosas y profesionales".
"Considero a Vinicius un revolucionario de las letras en la música popular brasileña. Él innovó en las palabras, del mismo modo que João Gilberto y Tom Jobim con la batida del samba, la sofisticación armónica. Siempre fue un maestro para mí. Una persona que enseñaba con mucha naturalidad, disciplina, amor al oficio, amor a la vida, respeto al otro... En mis conciertos siempre hubo canciones suyas, pero ahora quería algo especial".
El disco se cierra con Nature boy, una canción norteamericana en la versión portuguesa de Caetano Veloso y la voz de Vinicius de Moraes, recuperada de una grabación de los años setenta, cantando en inglés los versos finales. "La cantaba todas las noches antes de ir a dormir. Creo que lo traduce muy bien cuando dice: 'Nada es mayor que dar amor y recibir de vuelta amor".
Bethânia llegó a Río de Janeiro en febrero de 1965 en "un avión pequeño, un Viscount, que no sé si aún existe, y los primeros asientos estaban frente a frente, con una mesita en medio, como los trenes de ahora. Recuerdo haberle dicho a Caetano: 'Voy a viajar en la que va de espaldas para regresar más rápido'. Pensaba pasar cuatro o cinco días sustituyendo a Nara Leão, que estaba afónica y me lo había pedido, y volver entre risas a Bahía a contarles: 'No sabéis lo que vi, a quién conocí, cómo canté'. Sólo que no fue así. Como dice, generosamente, Nélida Piñon, fue el soplo de Dios que me llevó a mi oficio". Caetano Veloso, su hermano mayor, tuvo que acompañarla. "En Bahía, en los años sesenta, que una joven de Santo Amaro, virgen, viajara sola a Río para ser cantante no pasaba por la cabeza de una familia".
"En Barcelona y Madrid el nombre del espectáculo es Maria Bethânia", dice riendo. Basado en el Tempo Tempo Tempo Tempo que estrenó en Río para celebrar sus 40 años. "Vinicius y Chico y Caetano, que tampoco pueden faltar en mi vida. Hay un texto suyo maravilloso que digo en el espectáculo: 'Río de Janeiro, mi pequeño Río de Janeiro, mi San Sebastián de Río de Janeiro, ciudad bienamada, aquí está tu poeta para decirte que te amo, te amo del mismo antiguo amor y que nada en el mundo, ni siquiera la muerte, nos podrá separar. Quiero decir a mi ciudad que lleva mucha ventaja sobre todas las otras novias que tuve'. Bonito, ¿no?". Siempre canta descalza: "La primera vez que fui a cantar como aficionada en Bahía estaba bien bonita con mi vestido y mis zapatitos, pero al entrar en el escenario me los quité no sé por qué. Ya lo intenté con zapatos de tacón, que me parecen preciosos; hasta mandé copiar unos de Judy Garland, todo de piedrecitas rojas, pero metí el pie, se torció y me lo rompí".
"Antes del de Vinicius hice Brasileirinho, un álbum rural. Hablo de un Brasil olvidadísimo, abandonado y del que se burlan, que para mí es apasionante. No hay nada comparable al pueblo brasileño, que pasa por lo que pasa y tiene humor. Cómo sale adelante, cómo dribla la tristeza, las dificultades. Eso es para mí de una belleza sin fin".
Babelia
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