_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Esta tarde

Una curiosa mezcla de dolor y fervor, de venganza y justicia, de política menor y respetos debidos va a atravesar esta tarde Madrid en forma de manifestación contra el posible diálogo del Gobierno y los asesinos de ETA: Aznar irá en ella. Lo merece: sufrió su atentado y prácticamente creó esta asociación y le insufló su propio espíritu, que es conocido. Irá con sus fieles, y entre ellos teñirán la manifestación, consagrarán la doble España, y se diferenciarán de otras manifestaciones y asociaciones que no fueron creadas, formadas y dotadas de intelectos ad hoc por Aznar como ésta. Había empezado muy pronto: cuando Felipe González estaba en el poder, este tipo de personas le insultaban a él y a sus ministros cuando acudían en el País Vasco a los funerales de los asesinados. Sin embargo, aquellos Gobiernos luchaban contra el terrorismo de tal manera que daba origen a protestas de los que no querían ver una policía paralela o unos métodos salvajes en la lucha: no hace falta que lo recuerde, y a la cárcel fueron aquellos que luchaban mal y duro contra los terroristas, y el Gobierno cayó. Si entonces se acusó a los socialistas de no respetar los derechos humanos, las mismas personas los acusan ahora de "traicionar a los muertos" por buscar otro sistema, el del pacto o la negociación: y la manifestación de hoy parece enfrentar otra vez a Aznar y Zapatero, como en los viejos tiempos, con las consignas de los populistas repetidas. Otras organizaciones, otros pensamientos, otros dolores de supervivientes, de mutilados o de gente que perdió lo que amaba, se abstraen: advierten que la actitud de los grupos conservadores mezclan demasiadas cosas, inventan otras, y que el desastre vasco puede poner los pelos de punta a toda España.

No tiene por qué ocurrir nada esta tarde. El servicio de orden del PP evitará cualquier exaltación, a menos de que la cometa él mismo; Bono no aparecerá para continuar el juego peligrosísimo que está realizando desde que entró en el Gobierno y nadie querrá pegarle y luego protestar de que la policía investigue el caso. Va a ser, únicamente, un gesto desagradable, en el que nada tienen que ver los caídos en aquellas matanzas. Ni los de otras matanzas. Decimos muchas veces que hay dos Españas; pero una de ellas se está desprestigiando con actos como éste.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_