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CRISIS EN EUROPA | Referéndum en Holanda

Holanda vota con el 'no' reforzado en los sondeos

El Gobierno trata de convencer a los indecisos para evitar hoy otro revés a la Constitución

Isabel Ferrer

Tras el rechazo francés, Europa mira hoy a Holanda, que celebra el referéndum sobre la Constitución con las encuestas augurando también su rechazo. En ausencia de una vigorosa campaña oficial que reforzara el voto gubernamental a favor -el vacío lo ocuparon los grupos contrarios al tratado-, la víspera se llenó de debates televisivos y de sondeos. A los primeros acudieron los políticos más conocidos para intentar ganarse al 12% de indecisos. El último sondeo, de ayer mismo, auguraba una rotunda derrota del tratado -un 59% en contra y un 41% a favor-, e incluso el ministro de Exteriores, Bernard Bot, daba ayer al no como probable ganador. De confirmarse, Holanda sería el segundo fundador comunitario que rechaza el texto.

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Una de las bromas tradicionales hechas a los holandeses se refiere a lo mucho que les gusta saber la imagen que proyectan en el extranjero. Dicha curiosidad les lleva a recabar a menudo la opinión que se tiene de ellos cuando toman decisiones polémicas. El ejemplo más notorio es la aprobación de la Ley de Eutanasia, que obligó al Gobierno a aclarar sus límites hasta en Estados Unidos. Con el referéndum sobre el Tratado constitucional europeo, el fenómeno se ha desbordado.

El martilleo de unas encuestas donde predominaba el voto negativo, y la consiguiente sorpresa oficial -los partidos favorables al Tratado suman 113 escaños en un Parlamento de 150, y los contrarios sólo 19-, ha puesto en cuestión el famoso europeísmo de los Países Bajos, que parece haberse esfumado.

Los analistas se preguntan hasta qué punto ha cambiado el país desde el asesinato, en 2002, de Pim Fortuyn, el controvertido populista de derecha que calificó al islam de retrógrado y propuso frenar en seco la inmigración. Para el ciudadano medio, hasta la Europa comunitaria le resulta hoy sospechosa.

Las razones del no apuntadas por los sondeos son parecidas a las francesas y critican, en líneas generales, la urgencia de la ampliación de la Unión Europea y el supuesto recorte de la soberanía nacional. Cuando la vecina Francia aún no había arrumbado la Constitución, el Gobierno holandés, los sindicatos y el resto de las instancias públicas que la apoyan temían ser los únicos con el voto negativo al Tratado.

Holanda es un país pequeño, pero también uno de los fundadores comunitarios. Y el mayor contribuyente de la Unión en términos relativos, con 180 euros anuales por persona, por encima de Alemania, Reino Unido y la propia Francia. Un no en solitario habría aislado a Holanda en la Europa de los 25. Ahora que Francia, uno de los motores indiscutibles de la Unión Europea, ha votado en contra, La Haya institucional sigue irritada por sus dificultades para convencer a la ciudadanía de las ventajas del sí, pero también puede hablarse de un solapado respiro: de ocurrir, ya no será la única.

De todos modos, como los últimos momentos son patrimonio de los indecisos, los partidarios de la Constitución se lanzaron anoche en su busca por segunda jornada consecutiva desde la tribuna televisiva. La primera entrega de estos debates fue seguida el lunes por un millón de espectadores. Ayer estaba citado Wouter Bos, líder de la oposición socialdemócrata (PvdA), con Mat Herben, que votará en contra y encabeza la Lista Pim Fortuyn. Ambos debían analizar si el Tratado mejoraba la seguridad europea. Bos se disculpó entre bromas el lunes ante sus partidarios por "apoyar al Gobierno en este asunto comunitario". Llegó a decir que suele estar "un 99% de las veces en contra del primer ministro [el democristiano Jan Peter Balkenende], pero que, en cambio, en este punto le secunda".

Otros políticos señeros, como Laurens Jan Brinkhorst, ministro de Economía, y Jozias van Aartsen, cabeza visible de los liberales del VVD, miembros de la coalición gubernamental, debían defender también la Constitución. Frente a ellos habría contrarios tan seguros de la victoria del no como los líderes del Partido Socialista Radical (SP), que pide la dimisión del Gobierno si pierde el referéndum.

De las mismas filas gubernamentales salieron ayer señales que empezaban a preparar el terreno ante una victoria del no que veían ya casi inevitable. El mismo ministro de Exteriores, Bernard Bot, admitió que el Gobierno podía haber hecho un trabajo mejor en la explicación de la Constitución ante el primer referéndum de la historia reciente del país, y consideró que el rechazo francés ha dado fuerza a los partidarios del no: "Esperábamos llegar igualados, pero parece que va a haber un voto contrario", se lamentó en declaraciones a la cadena CNN.

En la carrera final del referéndum hubo una ausencia significativa, a pesar de su apoyo al Tratado: se trata de los votantes musulmanes, cuyas organizaciones mayoritarias en Holanda abogan por el para "frenar la discriminación y el nacionalismo".

Una mujer, ante carteles que piden el <i>no</i> a la Constitución en Amsterdam.
Una mujer, ante carteles que piden el no a la Constitución en Amsterdam.AP

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