El 'no' teme perder soberanía
La papeleta del no ha tenido desde el principio unos rasgos claros en el referéndum constitucional europeo holandés. El primero en rechazar el tratado fue el Partido Socialista Radical (SP). Su líder, Jan Marijnissen, se ha convertido en un rostro habitual. Para él, Holanda pasará a ser una mera provincia de la UE de ganar el sí. La soberanía nacional, el poder de decisión y la independencia de criterio desaparecerán aplastadas por una Constitución "querida sólo por los políticos en el poder".
Habrá, por tanto, un super-Estado que favorecerá el poder de los más grandes y hurgará en la seguridad social, el aborto o el uso de drogas blandas. Ha convencido a muchos ciudadanos de que un rechazo sirve para ganar tiempo y garantizar un debate popular sobre Europa.
A Geert Wilders, ex diputado liberal y hoy independiente, cercano a la extrema derecha, amenazado además de muerte por sus críticas al islam, le parecen bien los argumentos de su colega. En otras circunstancias, Marijnissen sería su rival natural. Ahora, incluso piden juntos la dimisión inmediata del Gobierno "si el pueblo entierra la Constitución". Los pequeños partidos de inspiración cristiana no quieren oír hablar de Carta Magna alguna. Para ellos, la Europa comunitaria sufre una crisis de identidad que sus líderes deben resolver sin pedir este voto. La Lista Pim Fortuyn, el partido creado por el líder homónimo asesinado en 2002, prefiere el Tratado de Niza. Si es preciso, pueden firmarse acuerdos puntuales sobre asuntos urgentes, como el terrorismo, con otros países. También apoya al SP en su afán de promover un debate nacional.
Al final, el bando del no, con todas sus diferencias internas, ha aprovechado el malestar ciudadano ante unos políticos que no les habían pedido antes su opinión sobre la transformación de la UE.
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