Libertad de conciencia

Ratzinger sucedió a Karol Wojtila. Ahora le toca el turno a Josep Wiliam Levada, colaborador de Ratzinger, que le sucede como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (en sus orígenes La Santa Inquisición).

Levada es arzobispo de San Francisco, conocida mundialmente como la capital gay, pero es un hombre de los más conservadores de la iglesia de los EE UU, su oposición a los matrimonios homosexuales es conocida. Las primeras decisiones de este papado siguen la misma línea que el anterior. Nada ha cambiado. En España la Conferencia Episcopal se ha opuesto a los matrimonios homosexuales. En Italia están en contra de las técnicas de reproducción. Además se reafirma a Juan Pablo II beatificándolo con carácter de urgencia.

Qué lejos quedan aquellas palabras del joven Ratzinger de 1968 en pleno Concilio Vaticano II que decía: "Aun por encima del Papa como expresión de lo vinculante de la autoridad eclesiástica se halla la "propia conciencia", a la que hay que obedecer la primera, si fuera necesario incluso en contra de lo que diga la autoridad eclesiástica".

Éste tendría que ser el criterio de una Iglesia católica del siglo XXI.