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Estados Unidos demanda a la aseguradora AIG por fraude en las cuentas

La justicia neoyorquina acusó ayer formalmente de fraude a Maurice Greenberg, ex presidente ejecutivo de la empresa AIG, la mayor aseguradora estadounidense. En la demanda civil presentada por Eliot Spitzer, el fiscal que destapó el escándalo en la industria de los fondos de inversión en otoño de 2003, se explica que Greenberg trucó las cuentas del gigante financiero y engañó a los inversores. Las irregularidades saltaron a la luz a raíz de una investigación abierta por el propio Spitzer en febrero.

La denuncia es contundente en su conclusión. El grupo AIG, líder mundial en el sector de seguros, "manipuló sus libros contables con la intención de engañar a las autoridades reguladoras y a los inversores". Greenberg, conocido entre sus amigos como Hank y considerado como una de las figuras más prominentes en el mundo financiero, aparece en el centro de una trama que operó durante más de dos décadas. "Estaba implicado personalmente en la negociación de varias transacciones fraudulentas", señala la demanda, en la que también se cita como cómplice al antiguo director financiero Honrad Smith.

Desfase de 2.140 millones

El dinero defraudado asciende a 2.700 millones de dólares (unos 2.140 millones de euros), según datos manejados por la propia AIG y que fueron entregados a los investigadores. Esta cantidad representa el 3% del capital de la compañía. Eliot Spitzer puso en evidencia que "la ironía de este caso es que la aseguradora es una empresa bien gestionada y rentable, que no necesitaba trucar sus cuentas". Pero como sucedió en escándalos contables anteriores descubiertos en el sector corporativo estadounidense, la trama interna estaba diseñada para que los resultados de la empresa cumplieran con las expectativas de Wall Street.

La cifra de negocio de AIG antes de que se destapara el fraude ascendió a 100.000 millones de dólares, que se tradujeron en un beneficio de 11.000 millones. Un mes después de que Spitzer destapara el fraude contable, y tras el descalabro de sus títulos en Bolsa, la aseguradora procedió a una profunda remodelación en su cúpula directiva. Entonces se designó a Martin Sullivan como nuevo consejero delegado, porque se consideró que dejar a Greenberg al frente del grupo era demasiado arriesgado.

Pero Hank, que estuvo al frente de AIG durante 37 años, conservó su puesto de presidente del consejo de administración de la compañía. Uno de los aspectos más delicados de esta investigación se refiere a dos transacciones realizadas con la reaseguradora estadounidense General RE, controlada por el fondo del magnate Warren Buffett, el segundo hombre más rico del mundo. Buffett no aparece implicado en la trama financiera, aunque fue llamado a testificar por Spitzer a final de marzo. AIG tiene 50 millones de clientes y está presente en 130 países.

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