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La tuneladora de Fomento causa "fisuras" en 12 bloques de viviendas de Chamberí

El ministerio gastará 300.000 euros para reparar los desperfectos en las casas

En el último mes y medio, los vecinos del 36 de la calle del General Arrando y de otros 12 portales más han visto cómo aparecían grietas en sus casas. Cuentan que el inmueble empezó a vibrar la noche del pasado 9 de abril "como un pequeño terremoto" y que algunas puertas se salieron del quicio, y achacan la aparición de estas grietas al paso de la tuneladora que perfora el denominado segundo túnel de la risa (Atocha-Chamartín). El Ministerio de Fomento, responsable de la obra, afirma que se trata de "fisuras", no de grietas, y que éstas no se deben sólo al paso de la tuneladora.

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Los 12 inmuebles afectados se hallan en las calles del General Arrando, Zurbano, Españoleto y Caracas. El portal número 36 de General Arrando ha sido el más afectado. En el resto se aprecian pequeñas grietas, pero los implicados le quitan importancia, como el portero del número 25 de la calle de Españoleto, que afirma que no se había dado cuenta de que hubiera fisuras.

El 9 de abril por la noche, según cuenta una vecina, empezó a vibrar la casa, un edificio de seis pisos de altura. "Antes vinieron los bomberos y nos avisaron de que a lo mejor había grietas y podía salirse la puerta del marco", dice. Esta vecina vive en uno de los pisos más altos, donde más se notó la vibración, aunque admite que no tiene grietas.

El movimiento del bloque fue tan fuerte que algunos pensaron que era un terremoto. Ahora ya saben que se debe al paso de la tuneladora -Fomento ha confirmado este extremo con matices-. El portero, que vive en el semisótano, fue a salir de su casa y no pudo porque la puerta estaba atrancada debido a que el suelo se había levantado. Como el de algún patio. Muchos vecinos llamaron enseguida a los servicios de emergencia y a la policía. Y empezaron a aparecer las grietas (o fisuras, como las denomina el ministerio).

Fomento afirma que estas fisuras "son normales". Los técnicos dicen, según responsables del ministerio, que para que una grieta tenga tal nombre debe tener más de un centímetro de anchura, y que éste no es el caso. Si no, se llama "fisura". Fomento agrega que las grietas tienen de media un milímetro y ninguna supera los cinco. Dice el ministerio "que estaba previsto y calculado que esto pasara", y que para eso está elaborado un protocolo de actuación, que incluye un presupuesto de 300.000 euros para reparaciones e indemnizaciones.

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Los vecinos se muestran reacios a opinar, aunque muestran su indignación. Muchos nombran el Carmel, el barrio de Barcelona que se hundió en parte por las obras del metro. Reconocen también que Fomento actuó con celeridad. Al día siguiente de denunciar la aparición de grietas, una empresa levantó la acera frente al portal y comenzó a inyectar hormigón. Pero las grietas siguen ahí, y les preocupan. Es el caso de María José, que trabaja en un semisótano. "Me dan miedo las grietas que hay en el muro de carga", afirma. Ha puesto una chincheta en una de ellas para ver si se mueve o no. "Si se cae, salgo disparada", exclama. Y añade escandalizada que el técnico que fue a ver las grietas le dijo que ella era "afortunada porque no vivía allí y no oiría el crujido del edificio por la noche".

José María Muñagorri Enríquez, presidente de la comunidad de vecinos del número 36 de la calle del General Arrando, ha enviado dos cartas a Fomento en las que solicita a la ministra, Magdalena Álvarez, que elabore un informe sobre la idoneidad del proyecto y que garantice la seguridad del inmueble. En las misivas habla de "clima de alarma respecto a las obras". El ministerio asegura que la situación es "normal".

Una clínica dental instalada en el primero es uno de los pisos más afectados. El lado del inmueble que da a la calle de Zurbano es la parte en la que hay más grietas. En la clínica, las grietas atraviesan la pared de arriba abajo en varias habitaciones. María Antonia Escudero, que trabaja en este centro, cuenta que la puerta se descolgó y había problemas para abrirla. Les han puesto testigos en la pared para ver que las fisuras no se agrandan.

Casi todos los vecinos tienen una teoría. Uno de ellos habló con los obreros que trabajaban enfrente y le dijeron que habían tenido suerte. Que el edificio se había hundido un centímetro y 27 milímetros, y que si hubieran sido dos centímetros habría sido "muy peligroso".

Pero Fomento replica que los edificios tendrían que hundirse 15 milímetros para que apareciesen fisuras en los inmuebles, y que ninguno ha pasado de 12. Esto prueba, según los técnicos, que la tuneladora no es la única causante de las "fisuras", sino que los edificios tenían "patologías" con anterioridad (por la construcción de un aparcamiento, según el ministerio).

La tuneladora se halla ahora horadando la tierra entre las calles del General Martínez Campos y García de Paredes, en dirección a los Nuevos Ministerios.

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