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La República Checa prevé un acuerdo con España en la UE sobre Cuba

Cyril Svoboda, ministro de Exteriores de la República Checa, el país europeo que más ha criticado, junto a Polonia, la política española de diálogo con Cuba, apreció ayer en Madrid, donde se reunió con su homólogo, Miguel Ángel Moratinos, que hay coincidencias y posibilidades de que su país y España lleguen a un acuerdo sobre la decisión que la UE deberá adoptar en junio sobre el futuro de sus relaciones con la república caribeña. El ministro checo, en declaraciones a la agencia Efe, subrayó que España y su país defienden "el objetivo común" de contribuir a la democratización y a la prosperidad de Cuba, así como la necesidad de que la UE mantenga "una posición clara" al respecto.

Svoboda advirtió, además, de que Praga no relajará la posición común sobre Cuba "a cualquier precio" e insistió en que Fidel Castro ha demostrado que "no tiene interés" en mejorar la situación de los derechos humanos.

El ministro checo admitió, no obstante, que no sería "realista" pensar en reinstaurar el mes próximo las mismas medidas acordadas en junio de 2003 por la Unión a instancias del entonces presidente español, José María Aznar, y que fueron levantadas el pasado enero por iniciativa de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con el compromiso de reconsiderar esa decisión seis meses más tarde.

Las expulsiones de parlamentarios, ex parlamentarios y periodistas europeos llegados con visado de turista para asistir a la primera reunión pública de disidentes celebrada en la isla, el fin de semana, han generado protestas que dificultan la prolongación de la política europea de diálogo con La Habana. La República Checa y Polonia son los dos únicos socios comunitarios que se apartaron del consenso y enviaron representantes gubernamentales a la reunión citada.

Las medidas de 2003, suspendidas en enero, son ajenas a la posición común adoptada por los Quince en la pasada década, y preveían, de modo destacado, la invitación de disidentes a las embajadas europeas con ocasión de sus fiestas nacionales. En respuesta a esas invitaciones, el Gobierno cubano cortó toda relación con los embajadores que las practicaban.

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