Negro intenso sobre azul celeste
Nadie sabía a ciencia cierta qué iba a ver. Cuando acabó de súbito la primera ráfaga de las 2.000 carcasas que se lanzaron ayer al mediodía en el antiguo cauce del Turia, se bajaba la mirada del cielo con expresión entre perpleja y jocosa. Al poco estallaron la segunda y tercera ráfagas, y se formó un peculiar y muy fugaz arco, del que destacó más la rotunda cadencia sonora y el intenso negro de la pólvora proyectada sobre el azul en la forma irregular e inestable del arco que se perseguía. Todo en poco más de un minuto. La gente acudió en gran número a ver la intervención artística del creador chino Cai Guo-Qiang organizada por el IVAM, que pretendía también rendir homenaje a las víctimas del 11-M. Las reacciones fueron desiguales. Los aplausos, muy tímidos. Para algunos fue un fiasco; otros lo apreciaron entre risas. "Me ha interesado sobre todo el uso de la pirotecnia como lenguaje artístico", comentaba Patricia. "Al principio, el susto no me ha dejado ver nada y luego ha sido bastante estremecedor", apuntaba Juan Carlos. "Muy diferente a las fallas, claro, pero sorprendente. Me ha encantado", opina Concepción, mientras su marido, Luis, asentía. "A mí me ha parecido un poco una tomadura de pelo", sancionó Andrés. Mientras, David Rodríguez, comisario de la intervención, aseguraba que había salido como esperaban. Cai Guo-Qiang señaló que había sido "más bello" de lo que había pensado y se mostró satisfecho con la reacción de sorpresa en un público tan acostumbrado a los espectáculos pirotécnicos, con "la velocidad" de los fuegos artificiales y sobre todo con la "impresión del negro" sobre el cielo. "Es un desafío", agregó al tiempo que elogiaba el trabajo de los experimentados técnicos valencianos.-
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