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Reportaje:EL PROCESO DE DIÁLOGO

Mejores expectativas, igual escepticismo

La experiencia de los anteriores procesos de diálogo con ETA en Argel y Suiza impone al Gobierno prudencia sobre el desenlace

Luis R. Aizpeolea

El PSOE reconoce su "escepticismo" sobre el efecto que pueda tener en ETA las expectativas de paz que el Gobierno y el propio partido han abierto, culminadas con la resolución sobre el final de la violencia, aprobada el martes por el Congreso. "ETA nos ha engañado muchas veces", señala uno de los principales actores socialistas en este proceso, tras recordar los dos intentos fallidos de alcanzar la paz por la vía del diálogo con la banda, en Argel, en 1989, y en Suiza, en 1999.

Sin embargo, Gobierno y PSOE también creen que, en esta ocasión, se presentan unas expectativas mejores a las de los casos precedentes de Suiza y Argel. "Ningún proceso es igual. Son muchas las diferencias, pero existe una que es básica. En esta ocasión el mapa vasco sobre el que va a operar el proceso lo ha diseñado el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Hay un marco de diálogo con ETA, fijado por la resolución parlamentaria del martes. Va a haber una reforma del Estatuto vasco en la que pueden participar todos los partidos, incluida la representación de la izquierda abertzale, al decaer el plan Ibarretxe como propuesta. Esta iniciativa política no se dio en los dos anteriores procesos, condicionados por otras circunstancias", dice Ramón Jáuregui, que los conoce bien, uno como miembro de la Ejecutiva del PSOE y otro como vicepresidente del Gobierno vasco.

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- Proceso de paz de Suiza. Fue el último intento, iniciado en septiembre de 1998, con una tregua indefinida de ETA, prolongada hasta noviembre de 1999, en que la banda la rompió. Vino como resultado del Pacto de Lizarra, suscrito en septiembre de 1998 entre el PNV, EA y Batasuna. Estuvo avalado por ETA y su meta era avanzar hacia la "construcción nacional vasca": la incorporación de Navarra y el País Vasco francés a Euskadi y el reconocimiento del derecho a la autodeterminación.

Paralelamente, el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, abrió un proceso de conversaciones con ETA, con la pretensión de que la banda dejara las armas a cambio de una salida a sus presos, que culminó con el encuentro de delegaciones del Ejecutivo y de la banda en Suiza, en mayo de 1999, que resultó fallido. En el proceso de tregua hubo una fuerte ofensiva de la kale borroka, con decenas de ataques, muchos de ellos a sedes socialistas y populares.

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Jáuregui interpreta que "este proceso estaba viciado de antemano" porque, a diferencia de la situación actual, "ni Aznar ni el Gobierno del PP habían dibujado el escenario". "El escenario se lo habían dibujado el PNV, EA, Batasuna y ETA. Le habían llenado la piscina con el agua envenenada del Pacto de Lizarra, un pacto de deslealtad hacia la democracia española y a los partidos no nacionalistas. Pese a todos esos condicionantes, Aznar abrió conversaciones con ETA", precisa Jáuregui.

El resultado fue que ETA rompió su tregua cuando comprobó que el PNV y EA no estaban dispuestas a cumplir el Pacto de Lizarra porque lo que hiciera el Gobierno de Aznar no les preocupaba, precisa Jáuregui.

- Proceso de Argel. Primer intento histórico de conversaciones oficiales entre el Gobierno y ETA. Se inicia en enero de 1989 y culmina en abril de ese año. Viene precedido de una tregua de ETA de 15 días, prolongada dos meses más. Delegaciones del Gobierno, entonces del PSOE, y ETA se sientan en Argel y mantienen hasta cinco sesiones: los días 25 de enero, 14 y 20 de febrero y 14 y 22 de marzo. El diálogo tuvo como testigo a un delegado del Gobierno argelino.

Las conversaciones se rompieron cuando el Gobierno no aceptó la exigencia de ETA de incorporar a las mismas a varios dirigentes suyos encarcelados en Francia -Josu Ternera, Isidro Garalde y Lasa Mitxelena- y la constitución de una mesa política paralela a la de Argel entre representantes del PSOE y HB.

Jáuregui recuerda que ETA llegó a las conversaciones en una posición de fortaleza que "nada tiene que ver con la de ahora". Venía de una tremenda campaña de atentados con coches bomba, como el de Hipercor de Barcelona, de junio de 1987, que mató a 21 personas, o el del cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, de diciembre de 1987, en que mataron a 11, entre ellas cinco niñas, dos mujeres y cuatro guardias.

Su fuerza era paralela al delirio de las conversaciones, lo que hizo imposible que asumiera la única propuesta posible del Gobierno, paz por presos, recuerda Jáuregui. "Aquel proceso estaba abocado al fracaso. ETA no pretendía llegar a acuerdos. Estaba en el delirio", sentencia Jáuregui.

Cree también que el Gobierno entró en ese proceso por "la presión internacional". "En 1989, la colaboración de Francia y Argelia con España en la lucha contra el terrorismo no era como ahora. Existían recelos hacia España, de los que se beneficiaba ETA. Lo bueno de ese proceso fue que Francia y Argelia, comprobaron el delirio en que se movía ETA y a partir de ahí mejoró su colaboración con España en la lucha contra el terrorismo. El primer paso lo dio Argelia al expulsar de su territorio a los etarras, empezando por la delegación de la banda, una vez rota la tregua".

- Hitos previos a un proceso. Jáuregui cree que, por vez primera, se dan unas condiciones sin precedentes: debilidad de ETA y ansias de su entorno político por el abandono de la violencia, que se traducen en dos años sin que la banda mate. Los hitos son:

- Agosto de 2004. Carta de Francisco Múgica, Pakito, uno de los líderes más importantes de ETA, a los militantes: "Esta lucha armada que desarrollamos hoy en día no sirve. Esto es morir a fuego lento. No se puede hacer una lucha armada a base de comunicados y de proferir amenazas que luego no se cumplen. No se puede desarrollar una lucha armada cuando se es tan vulnerable a la represión. La capacidad de disuasión de los términos aducidos es nula". "Nuestro capital político está ahí. Explotémoslo en todas sus virtualidades: lucha institucional y lucha de masas".

- Octubre de 2004. Detención del jefe de ETA, Mikel Antza. Tras él caen los jefes de los principales aparatos. En un año han sido detenidos 175 etarras.

- Noviembre de 2004. Mitin de Batasuna en San Sebastián. Arnaldo Otegi propone resolver el "conflicto vasco" por vías políticas y aboga por participar en una reforma con los partidos vascos, sean nacionalistas o no.

- Enero de 2005. Batasuna, en una carta al presidente Zapatero, le pide un diálogo con ETA para resolver el problema de los presos y confirma que Batasuna se incorporaría a la reforma estatutaria anunciada en Euskadi.

A la izquierda, Eugenio <i>Antxon</i> Etxebeste, miembro de ETA, en 1988. A la derecha, el ex ministro del Interior José Luis Corcuera (izquierda) y el ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera, en 1988.
A la izquierda, Eugenio Antxon Etxebeste, miembro de ETA, en 1988. A la derecha, el ex ministro del Interior José Luis Corcuera (izquierda) y el ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera, en 1988.LEO LÓPEZ

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