Azul hipnótico en la Costa Brava
PARADOR DE AIGUABLAVA, habitaciones sobre el acantilado de la Punta d'Es Muts, Girona
Más allá del ver está el mirar. Una semiótica visual capaz de sentar cátedra y fundir la retina de quienes se pasan el día entero apostados en la terraza del parador de Aiguablava (agua azul), observatorio vegetal y privilegiado de la Costa Brava. Soñar, meditar, leer, ingerir, far niente... Pero, más que nada, entregarse a la vida contemplativa desde esta atalaya inasible a la promiscuidad veraniega: los pinos, las pitas, el acantilado, la mar... El jardín homérico a punto de descolgarse por el apéndice peninsular desde la Punta d'Es Muts. La arquitectura cúbica y blanca, rasante, avizora de las calas secretas que flanquean Begur. Los diáfanos interiores sin cortapisas ni sombras. Las tintas, aguafuertes y puntas secas expuestas en los salones y en todas las habitaciones, tan llamativas por sus colores como por quienes las han firmado: Tàpies, Canogar, Miró, Picasso...
PARADOR DE AIGUABLAVA
4 estrellas. Playa de Aiguablava, Begur (Girona). Teléfono 972 62 21 62. Fax 972 62 21 66. Central de reservas: 915 16 66 66. 'Web': www.parador.es. Instalaciones: jardín, piscina, salón, sala de convenciones (180 personas), gimnasio, sauna, tienda, comedor, restaurante. Habitaciones: 66 dobles, 2 triples y 10 júnior 'suites'; baño, aire acondicionado, teléfono, radio, secador, minibar, TV satélite, acceso ADSL a Internet, carta de almohadas; habitaciones para no fumadores. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales. Precios: según temporada, de 110 a 135 euros + 7% IVA; desayuno, 11. Tarjetas: American Express, Diners Club, Eurocard, MasterCard, Visa, 6000.
Arquitectura ... 6
Decoración ... 7
Estado de conservación ... 7
Confortabilidad habitaciones ... 8
Aseos ... 7
Ambiente ... 9
Desayuno ... 8
Atención ... 9
Tranquilidad ... 10
Instalaciones ... 7
Mirar, y no marearse de tanto admirar. La carretera de acceso serpea en mil y una revueltas. Nadie turistea si no es con destino al parador. En recepción, el servicio se emplea con más diligencia desde la llegada al establecimiento de un nuevo director, Alberto San Sebastián. Sobre el mostrador, unos barquitos de madera bien coquetos sugieren en la guaira el menú del restaurante Mar i Vent, abajo en la playa, especializado en pescados, mariscos y esqueixadas del Baix Empordà.
La noche entra de preferencia por el costado de la terraza, momento en el cual la raya del horizonte suele perderse entre las neblinas del terral hasta la mañana siguiente. Todo late a ritmo de blues en el parador.
Las habitaciones se saturan de colores rojo bermellón, verde manzana y salmón. Tras la última reforma, el mobiliario gana en lustre y la tapicería hace juego entre sí. Los cuartos de baño ofrecen una visión más higiénica, mejor avitualladas de cosméticos.
Amplias y confortables como sólo cabe imaginar en los paradores de costa, todas ofrecen vistas al azul marino en sus horas matinales o vespertinas. Un lujo óptico muy superior al de rascarse el bolsillo por las júnior suites de la planta alta, con bañeras de hidromasaje. Incluso que el de entrar en trance vacacional en los dormitorios minimalistas escaleras abajo del vestíbulo recepción, orientados a la cala de Aiguablava.
ALREDEDORES
LAS VISTAS DESDE el parador anticipan el viaje a lo largo de las calas y promontorios rocosos que ofrece este tramo de la Costa Brava. A unos 10 kilómetros, Tamariu, Llafranc y Calella de Palafrugell se recorren a pie a través de un camino de ronda que bordea los acantilados. El propio parador organiza en verano excursiones en kayak con guía profesional desde la playa de Tamariu, al precio de 133,50 euros por persona, con alojamiento incluido en régimen de media pensión. En el interior ampurdanés, cuatro hitos: Pals, Peratallada, La Bisbal y Figueres.
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