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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una esperanza

El equipo que encabeza el profesor surcoreano Woo Suk Hwang, de la Universidad Nacional de Seúl, ha sorprendido al mundo científico con la obtención de 11 líneas de células madre procedentes de embriones clonados de nueve pacientes mediante el procedimiento de transferencia nuclear. Este equipo ya fue objeto de atención pública hace un año cuando produjo la primera línea de células madre embrionarias a partir de un preembrión humano. Esta técnica fue ensayada con éxito por primera vez en 1997 en la clonación de la oveja Dolly, y consiste en la sustitución del núcleo de un óvulo donado por una mujer por el núcleo de una célula adulta de un paciente, por ejemplo de piel. La célula resultante posee la carga genética de la célula del paciente y, en las condiciones apropiadas, empieza a replicarse hasta que, después de unos días, pasa por una fase, llamada de blastocisto, en la que se pueden extraer células madre. La esperanza es que esas células puedan dar lugar a cualquier tipo de célula diferenciada y, una vez implantadas en el tejido dañado del paciente, regenerarlo.

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Muchos problemas deberán resolverse antes de convertir este descubrimiento en técnica sanitaria. Sin embargo, el profesor Hwang ha conseguido en muy poco tiempo superar algunos de los obstáculos identificados en su momento, y es esta inesperada aceleración lo que ha impresionado a muchos científicos, y les ha inducido a reconsiderar los plazos para completar el proceso. No obstante, sería imprudente confiar en posibilidades de curación a corto plazo de enfermedades hoy intratables. Se ha avanzado muchísimo, y más rápidamente de lo esperado, pero el camino presenta enormes dificultades científicas.

Algunas dificultades son de índole moral o política. La Iglesia católica se opone a estas investigaciones por considerar que un óvulo al que se le ha transferido el núcleo de una célula adulta es ya un embrión y, por tanto, una persona. Si se implanta en el útero de una mujer, puede dar lugar a un ser vivo completo, como ocurrió en el caso de Dolly, pero, incluso después de unos días de divisiones celulares, no es más que una minúscula pelota de unos cientos de células que carecen de cualquier rasgo calificable como humano.

El profesor Hwang mantiene que no se trata propiamente de un embrión. En todo caso, se trata de un asunto delicado que requiere de legislación precisa y de controles externos. De momento, la clonación terapéutica está permitida en nueve países: Reino Unido, Suecia, Bélgica, China, India, Japón, Singapur, Israel y Corea del Sur. En España se espera que, en breve, se produzca su regulación. La comunidad científica española está preparada para contribuir a estos avances de forma significativa y sería triste que a las muchas dificultades científicas se añadieran obstáculos políticos o religiosos.

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