Tráfico en Centro
He leído con atención la información publicada sobre el tráfico en el distrito Centro de Madrid, y me gustaría trasladarle la siguiente opinión en representación de vecinos e industriales.
Ya estábamos acostumbrados a los problemas de prostitución, delincuencia y al ruido nocturno potenciado por la permisividad del Ayuntamiento y su inventiva a la hora de buscar resquicios legales que permitan abrir o reconvertir distintos negocios en locales de copas. Ahora tenemos un nuevo problema: las restricciones al tráfico rodado en las horas diurnas, así como la práctica inexistencia de plazas de aparcamiento para residentes.
Los cortes de tráfico en la Puerta del Sol y el barrio de las Letras están desviando la circulación en el centro a la calle de la Cruz, que está absorbiendo niveles de atasco nunca vistos hasta ahora. Los vecinos y comerciantes de la calle sufren durante horas los atascos y pitidos que los vehículos provocan, hartos del bloqueo existente desde la plaza de Canalejas hasta la plaza de Jacinto Benavente, e incluso la plaza de Tirso de Molina. Especialmente intensos son los atascos en la esa calle durante las primeras horas de la mañana, de siete a 9.30 de la mañana, y en la madrugada, a partir de la una.
Los de madrugada, que se producen todos los viernes y sábados, son especialmente molestos, pues la falta de agentes de movilidad, la libre entrada de tráfico desde la Puerta del Sol y el exceso de alcohol de los conductores provoca más ruido para los vecinos.
Nos preguntamos por qué los visitantes del distrito Centro que quieren realizar sus compras durante el día no pueden acudir con coche y, sin embargo, los consumidores de copas nocturnos pueden acceder libremente con sus coches sin pagar parquímetro.
Por qué los vecinos tenemos que ir con el DNI en la boca, justificar dónde vivimos y pagar alquileres exorbitantes (la compra de plazas de garaje está fuera de nuestro alcance: 84.100 euros -14 millones de pesetas- en la calle del Príncipe o 120.200 euros -20 millones de pesetas- en la calle de Cervantes) y por la noche nadie hace controles de alcoholemia a los que entran sin restricciones.
En Centro viven personas que quieren simplemente eso, vivir, dormir; comerciantes que cumplen las ordenanzas municipales que quieren que el barrio esté vivo durante el día y, sin embargo, vemos cómo todas las medidas que el Ayuntamiento pone en marcha en el distrito sirven para que los locales de copas, la vida nocturna, tengan más facilidades y los vecinos y comerciantes diurnos nos sintamos más perjudicados.
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