La cabeza parlante
Hay cabezas parlantes famosas, pero ninguna como la de Barcelona. Dicen que la de María Antonieta, aquella reina rolliza y frívola, articuló una filípica contra su verdugo segundos después de que la guillotina la hubiera separado de su cuerpo. Otra rareza semejante aparece en la cantiga 96 de Alfonso X el Sabio: la Virgen va caminando por un paisaje idílico cuando una cabeza sin cuerpo, amable y bastante tétrica, la interpela. Pero estas cabezas parlantes eran en realidad prófugas de su cuerpo, mientras que la de Barcelona había sido concebida así, como una pieza mágica que no sólo interpelaba y soltaba filípicas, también desentrañaba el pasado y predecía el futuro; era un oráculo al que se le consultaban cosas (todos los días excepto los viernes, que amanecía muda) que estaba en el salón de un palacete que, según los expertos, se encontraba en la calle Ample, o en la de Montcada o en el paseo del Born. En una de estas tres calles estaba la cabeza parlante, que se parecía, por el servicio especializado que prestaba, a la piedra cantante de los indios clackama, una etnia triste y acorralada por la modernidad que tiene su base en Oklahoma, en Estados Unidos, y que trashuma desde hace décadas por todo el país en busca de esa piedra prodigiosa que les fue expropiada. La piedra cantante, que (literalmente) responde al nombre de Tomanowos, es un meteorito de 15 toneladas que, desde que cayó del espacio exterior, orientó a la tribu con sus respuestas y vaticinios en forma de canción. Muchas generaciones de clackamas consultaron a la piedra cantante hasta que, a principios del siglo pasado, un vaquero armado con camiones y poleas la hurtó del templo donde estaba y la metió en un saloon donde la clientela, que estaba ahí para beber y divertirse, le hacía preguntas impertinentes para que se pusiera a cantar mientras ellos bailaban y se solazaban alrededor de ella. Dice la leyenda, últimamente aupada por el líder clackama Ryan Heavy Head (Raymundo Cabeza Pesada), que el prestigio de la piedra creció durante décadas en el mundillo de los saloon, y que en los años sesenta la prestigiosa voz de la piedra prestó un servicio insólito: fue la voz de la cantante Liza Minnelli, que había llegado a una gala bebida, traspuesta y sin voz, y gracias a Tomanowos había podido salir a escena a hacer la mímica de la canción que en realidad cantaba la piedra tras bambalinas. Esto es lo que cuenta el líder Cabeza Pesada, no se sabe bien con qué objetivo. Liza es una maltratadora compulsiva de hombres, en los últimos tiempos ha golpeado a su ex marido con un jarrón en la cabeza, y a su chófer con una patada en la nuca y un rodillazo en el testuz, nada más porque el pobre hombre se negaba a practicar sexo con ella. Antes de pasar a la cabeza parlante de Barcelona, conviene hilar una reflexión a partir del cuerpo violento de Liza Minnelli: ¿qué da más miedo, una cabeza parlante sin cuerpo o un cuerpo serpenteante sin cabeza?
Al palacete que estaba en Ample, Montcada o el paseo del Born llegó don Quijote, donde le presentaron la cabeza parlante de Barcelona
Pues al palacete de don Antonio, que estaba en Ample, o Montcada o el paseo del Born, llegó don Quijote y ahí le fue presentada la cabeza parlante de Barcelona: "Levantados los manteles y tomando don Antonio por la mano a don Quijote, se entró con él en un apartado aposento, en el cual no había otra cosa de adorno que una mesa, al parecer de jaspe, que sobre un pie de lo mismo se sostenía, sobre la cual estaba puesta, al modo de las cabezas de los emperadores romanos, de los pechos arriba, una que semejaba ser de bronce". El procedimiento, según explica don Antonio a don Quijote, era acercar la boca a la oreja de la cabeza, preguntarle algo y esperar la respuesta que saldría, con voz metalizada, por la boca del busto. Llegado el día de las preguntas, don Quijote, en su papel de preguntante, consulta una sola cosa a la cabeza y en cuanto obtiene su respuesta se queda satisfecho.
En la jerga de los medios de comunicación en inglés, una cabeza parlante (talking head) es la persona que da noticias por televisión; mirados con cierta perspectiva, esos bustos que hablan son la versión contemporánea de la cabeza parlante de don Antonio: una cabeza sin cuerpo que habla, metida en casa, con la enorme desventaja de que éstas improvisan sus oráculos sin que nadie les pregunte nada. Es probable que dé más miedo la cabeza parlante sin cuerpo, porque el cuerpo serpenteante sin cabeza dará hostias y mandobles como mucho.
Tomanowos, después de su exitosa incursión en la farándula, fue confiscada por el Gobierno debido a la iniciativa de agrupar todos los aerolitos en los museos de historia natural; así que los clackama, que desde hace 100 años no han podido preguntarle nada a su piedra que canta, se han encontrado en la necesidad de peregrinar de museo en museo y, una vez que se encuentran en la sala de materia espacial, el líder Heavy Head se acerca a los aerolitos y les habla con la esperanza de que su piedra fundacional diga esta boca es mía.
De la cabeza parlante de Barcelona, Cervantes revela que se trataba de un truco, de un busilis dice textualmente, que dentro había un "estudiante, agudo y discreto", que iba dando las respuestas. De todas formas, por si el busilis no hubiera sido tal, y con la idea de averiguar lo que ha sido de aquella famosa cabeza, no estará de más que cada vez que nos topemos con un busto de bronce, nos acerquemos disimuladamente y le preguntemos algo al oído, y después esperemos su sabia respuesta, con el alma en un hilo.
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