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El Gobierno de Uzbekistán admite 169 muertes en la revuelta

Ante la avalancha de testimonios sobre la masacre cometida el viernes por el Ejército uzbeko en Andiyán, las autoridades se han visto obligadas a reconocer que no hubo unas pocas decenas de víctimas, como habían asegurado en un principio, sino al menos 169. Ésta es la cifra que dio ayer el fiscal general, Rashid Kadírov, quien apareció ante las cámaras de televisión acompañado del presidente Islam Karímov. Defensores de derechos humanos y dos partidos opositores a la dictadura uzbeka calculan que el número de muertos en Andiyán fue de medio millar, al que habría que agregar más de 200 fallecidos en una ciudad cercana.

"Las fuerzas gubernamentales sólo liquidaron a terroristas", aseguró ayer Kadírov en una rueda de prensa con Karímov. El fiscal señaló que los muertos habían sido 169, de los cuales 32 eran soldados o policías. Karímov había dicho el sábado pasado que 10 uniformados habían muerto y "muchos más" extremistas, pero que en general el número de víctimas mortales había sido bajo ya que había dado orden a las tropas de no disparar contra la población. Sin embargo, según testimonios de vecinos de Andiyán, los soldados entraron con blindados y abrieron fuego indiscriminado contra los manifestantes que se habían congregado en la plaza principal.

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Más de 700 víctimas

La líder del opositor Partido de los Campesinos Libres (PCL), Nigara Jidoyátova, sostiene que las víctimas mortales se elevan como mínimo a 745; de ellas, 542 murieron en Andiyán y 203 en Pajtaabad, otra localidad del valle de Ferganá cercana a la frontera con Kirguizistán. Según Jidoyátova, miembros de su partido junto con activistas de Birlik han ido llamando a las casas de ambas ciudades preguntando si algún familiar había muerto durante el aplastamiento de la revuelta. Con los datos recogidos, forman listas con nombre y apellidos. Este trabajo aún no ha terminado, por lo que lo más probable es que la lista de víctimas siga creciendo. Los partidos opositores actúan fuera de la ley en Uzbekistán, ya que el Ministerio de Justicia se niega a registrarlos, lo mismo que a las organizaciones de derechos humanos. Judayátova ha denunciado que a muchos les dispararon un tiro en la nuca, lo que significaría que fueron ajusticiados o rematados por soldados. La mayoría de los que murieron en Pajtaabad eran mujeres y niños que al parecer huían hacia la frontera con Kirguizistán, señaló la líder del PCL.

Karímov trató ayer de ridiculizar la cifra de 500 muertos: "Pregunten en el mercado; les dirán que fueron más", espetó. Pero está claro que el dictador tiene qué ocultar en Andiyán. Prueba indirecta de ello es que la visita a esa ciudad por un grupo de diplomáticos y periodistas, organizada por el Gobierno y prevista para ayer, ha sido aplazada. Por lo visto, aún no han logrado lavar todas la calles de la sangre derramada.

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