El sobrecoste humano del calzado
El número real de enfermos por la 'parálisis del calzado' es incierto a causa de la elevada clandestinidad del sector
La crisis del calzado ha rescatado del olvido a las decenas de miles de trabajadores que durante años trabajaron en la clandestinidad y, en la inmensa mayoría de los casos, en condiciones insalubres. Mientras la grave recesión sacude Alicante, la provincia de mayor producción nacional, y arrastra a sus cerca de 30.000 operarios (el 30% en condición irregular) a una dramática situación, los afectados por la denominada parálisis del calzado de una fábrica de Villena (Alto Vinalopó) claman justicia.
Según expertos, la incidencia de este síndrome entre los trabajadores del sector es elevada. Sin embargo, la situación de clandestinidad de muchos de los operarios (trabajadores a domicilio o en talleres ilegales) y, entre ellos, inmigrantes irregulares, impide conocer el número real de víctimas.
Después de nueve años, el juicio a dos empresarios de Villena sigue pendiente
"Al comenzar el invierno estábamos perfectamente, pasábamos muchas horas pegando zapatos, pero un día a finales de invierno teníamos problemas para levantarnos de la mesa. Algunas se mareaban, tropezaban, perdían el equilibrio, les dolían los brazos al peinarse y vestirse". Éste es el relato de una de las diez operarias de una fábrica aparadora en Villena que resultaron afectadas por la enfermedad. Nueve años después de diagnosticarse el síndrome, el juicio a dos empresarios por estos hechos sigue sin celebrarse. Ellas representan tan solo la punta de un iceberg de dimensiones desconocidas. Sólo media decena de trabajadoras afectadas por esta enfermedad ha recurrido a los tribunales.
La polineuropatía o polineuritis por N-Hexano es el término de la enfermedad conocida como parálisis del calzado. Sus síntomas son la pérdida de movilidad y de sensibilidad de las extremidades superiores o inferiores. Según explica la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica de España en su boletín semanal del 5 de abril de 1998, la afección surge por la sobreexposición al adhesivo N-Hexano, la cola utilizada por las aparadoras para pegar el calzado. Los primeros casos documentados se registraron en 1959 en una fábrica de zapatos de Elche, de ahí el nombre. Pero la patología puede contraerse en oficios que emplean, sin condiciones higiénicas, adhesivos y disolventes.
A partir de 1970, el goteo de trabajadores afectados en el calzado ha sido continuo en diferentes puntos de España, hasta conocerse un centenar de casos, según CC OO. Los últimos se detectaron en 2000, en Elche. No obstante, el Instituto Sindical de Trabajo y Ambiente y Salud (ISTAS) de CC OO, apunta que "el número de enfermos no registrados sea mucho mayor".
Aunque ninguna persona ha fallecido hasta la fecha por esta afección, algunos expertos observan cierta similitud con el síndrome de Ardystil -enfermedad contraída a principios de los noventa por inhalación de productos tóxicos en ocho empresas de aerografía textil en la comarca de Alcoi y que costó la vida a seis operarios y afectó a más de un centenar de empleados-. "La precariedad del empleo, la escasa cultura preventiva de los empresarios y el desconocimiento de los perjuicios por el mal uso de las sustancias tóxicas favorecen la aparición de enfermedades", comenta Alfonso Calera, médico y jefe del ISTAS de CC OO.
Juan Carlos Fuentes, representante legal de las afectadas de Villena por la parálisis del calzado, recalca que las secuelas a largo plazo se desconocen. Sin embargo, pese a la gravedad de la enfermedad, según las conclusiones del Centro Nacional de Epidemiología, los síntomas remiten al cesar la exposición al tóxico. La mejora de los afectados es total, sin secuelas de incapacidad. De hecho, la mayoría de las afectadas de Villena recuperó la movilidad con el tiempo.
El secretario general de CC OO del Baix Vinalopó y Vega Baja, Pascual Pascual, lamenta que la Administración "no se haya molestado" en averiguar cuántas personas pueden sufrir esta dolencia. Según el sindicalista, el 30% de los empleados del calzado en Alicante, esencialmente en Elche, Villena, Elda y Catral, incluyendo la industria auxiliar, es clandestino: trabaja a domicilio y sin las mínimas condiciones de salubridad. Otras fuentes elevan esta cifra hasta el 50%. Además, según Carlos Gómez Gil, director del Seminario Permanente de Inmigración de la Universidad de Alicante, el 40% de los inmigrantes irregulares instalados en esta provincia trabaja en este sector.
Pascual Pascual detalla que los aparadores -siete de cada diez son mujeres- trabajan en sus casas de entre 60 y 80 metros cuadrados. Con frecuencia, el lugar de trabajo es una de las minúsculas habitaciones habilitadas como taller. Según el sindicalista, en los meses de frío, las aparadoras trabajan acompañadas de estufas, sin ventilación y por supuesto carentes de medidas de protección. "Es una letal combinación", dice Pascual Pascual.
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