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Columna
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'Besarkada aundi'

A la una de la tarde de ayer se inauguró en Leioa una escultura pública realizada por el escultor navarro José Ramón Anda (Bakaiku, 1949). El acto se convirtió en una afirmación de lo lúdico, festivo, vivo, recordable. Acudieron numerosos vecinos de Leioa, y entre ellos algunos que tienen sus raíces en tierras de Castilla León. Para amenizar el acto, un grupo de chicas ataviadas con trajes regionales danzó para la concurrencia, bajo los sones de dulzainas y tamboriles. A continuación, el Alcalde de la población, karmelo Sainz de la Maza, se dirigió a los presentes con unas palabras cargadas de humano sentir y encomiable entrañabilidad. Invitó a sus ciudadanos a que entendieran el sentido de aquello que el escultor había querido plasmar al titular al escultura como Besarkada (que quiere decir, Abrazo). Se trata del abrazo en que se pueden fundir convivencialmente todos los leioaneses (permítanme el vocablo), sean de donde sean sus primigenias procedencias...

Y allí, entre calles, en una cuesta, sobre una zona ajardinada, con suficiente espacio para que pueda contemplarse desde muchos lugares, la escultura de Anda ha quedado fija para siempre. Trabajada en bronce patinado. Con una tonelada de peso. Una altura de cuatro metros, y por un metro y por 0,65 metros de ancho.

La escultura es muy diversa según desde los puntos de vista de donde se mire. La primera apariencia parece que se trata de un entrecruzamiento de formas rectas y curvas, con un dominio de las rectas sobre las curvas. Pero a medida que vamos entrando en una visión más detenida, percibimos que son las curvas las que imperan, en especial porque todos los bordes-límites rectilíneos han sido "matados" y transformados en sinuosas curvaturas. El artista sabe que el límite, aún siendo parte del volumen, reclama para sí una existencia propia. Sabe, además, que si se domina el límite, se domina todo lo que contiene ese límite.

Donde se sustancializa esa filosofía de los límites, con todo su más logrado esplendor, es en el remate superior. Ahí se verifica la fusión, entrecruzamiento, encuentro y amorosa convivencia entre dos volúmenes hegemónicos. En lo alto de la escultura vivirá desde ahora un hermoso hermanamiento de formas. Lo que partía a priori de dos volúmenes, gracias al talentoso tratamiento en manos de Anda se ha convertido en un único dulce y apretado abrazo (besarkada) escultórico. Recordemos para la ocasión las palabras de Max Jacob: "El arte es un juego. Y peor para el que quiera convertirlo en un deber". Eso pudimos comprobar, con entera satisfacción, ayer en Leioa.

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