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Reportaje:

Wagner en la selva amazónica

Manaos escenifica 'El anillo del nibelungo' por primera vez en Brasil

Del Rin al río Negro, a unos pasos del Amazonas. Wagner ha cambiado de río y sus hijas acuáticas que protagonizan la primera escena de El anillo del nibelungo no han sido en esta ocasión alemanas, sino brasileñas. La monumental obra, en un prólogo y tres jornadas, es el acontecimiento de la IX edición del Festival Amazonas de Ópera en Manaos, que se está celebrando desde el 23 de abril.

Entre el 8 y el 13 se ha celebrado un simposio sobre Wagner como puente entre Europa y América Latina, con mayoría de ponentes centroeuropeos y dirigido por el crítico vienés Klaus Billand. Entre los temas que han llamado la atención están los destinados a buscar puntos de encuentro entre la mitología wagneriana y la amazónica e inca desde la hermenéutica del lenguaje, con Lévi-Strauss como punto de referencia, y el curioso análisis realizado por el enviado especial del Frankfurter Allgemeine Zeitung, Josef Oehrlein, sobre la identificación de Cataluña con Wagner.

Un simposio de expertos analiza la mitología wagneriana en América Latina
La integración social a través de la música incluye a profesionales de Europa del Este

El desafío de montar un Anillo frente a la selva amazónica se las trae, pero no es, en cualquier caso, un salto en el vacío. Tiene detrás unos responsables políticos que han heredado el espíritu visionario de sus antecesores (aquellos que propiciaron la edificación de un teatro de lujo para la ópera en Manaos con las ganancias del caucho) y están apostando por una política cultural (y educativa) no limitada por el déficit cero. En ningún lugar he visto tanta gente joven asistir a la ópera (entusiasta en los comportamientos, desenfadada en la indumentaria). Los precios oscilan entre 5 y 60 reales, es decir, entre menos de 2 euros y 20. Conviven con los grupos de turismo cultural que asisten a las representaciones; el más numeroso procedía de Australia.

Tiene detrás también el trabajo constante y callado del director musical y artístico Luiz Fernando Malheiro, que hace ya unos cuantos años decidió que ya estaba bien de juegos de artificio de exotismo y mitomanía, e inició una peculiar travesía de la incertidumbre, que diría Estrella de Diego, con la creación de una orquesta, un coro y un cuerpo de baile estables, desde donde levantar la realidad del teatro Amazonas hoy. Se unió a todo ello un proyecto de integración social a través de la música. En principio, la mayoría de los músicos procedían de la Europa del Este, pero en la actualidad de los 66 en plantilla (73 para El anillo con el refuerzo de cuatro tubas wagnerianas venidas de Alemania y algún otro instrumentista puntual), 26 son brasileños y 8 de ellos del propio Manaos.

En El anillo la mayoría de los cantantes también son brasileños o instalados profesionalmente en Brasil, como el estupendo bajo-barítono norteamericano Stephen Bronk. Los fichajes de fuera se han limitado a los personajes de Brünnhilde (María Russo), Siegfried (Allan Woodrow), Siegmund (Thomas Rolf Truhitte) y Loge (Carlos Bengolea). Los resultados artísticos han sido más que aceptables en el terreno vocal, sorprendentes en lo orquestal con un Malheiro con criterio y fluidez narrativa, recibido con aclamaciones en todos los actos, y discretos en lo escénico bajo la rectoría del inglés Aidan Lang.

Una escena de <i>El anillo del Nibelungo</i>, de Wagner, en la representación del IX Festival Amazonas de Ópera
Una escena de El anillo del Nibelungo, de Wagner, en la representación del IX Festival Amazonas de Ópera
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