Deshaciendo algunos mitos de la Guerra Civil española

Santos Juliá afirma que la Guerra Civil española ha pasado a la historia como algo inevitable; pero en realidad fue el resultado de una rebelión militar que no triunfa, pero que no es totalmente derrotada y que logra controlar parte del territorio. Señala que la tesis de que la Guerra Civil comienza en 1934 "es mendaz y deleznable; sirvió de justificación para que los militares rebeldes montaran consejos de guerra contra los afiliados a sindicatos y partidos obreros acusándoles de rebelión".

El historiador prosigue su análisis: "El golpe fracasa porque encuentra a un ejército escindido y es sólo una facción la que se rebela. A pesar de todo, tampoco es derrotado por la República. Y eso es lo que origina la Guerra Civil". Una República con un Gobierno en su sitio, que hubiera controlado la situación con los militares leales y hubiera organizado las milicias, en lugar del desastroso reparto de armas sin control ninguno, hubiera podido tal vez derrotar aquella insurrección, de la misma manera que liquidó la revolución de 1934, que fue totalmente disparatada en su organización y más en su desarrollo.

Prosigue Juliá: "Desde que los soviéticos mandan armamento a la República para contrarrestar la ayuda en armas y hombres que los rebeldes reciben de Alemania e Italia, se muestra lo que sería la II Guera Mundial. Azaña, presidente de la República, llevó a un dirigente socialista francés Jean Richard-Bloch al balcón del Palacio Nacional a mediados del mes de agosto, le mostró la línea del frente y le dijo: 'Ahí se está librando una batalla no sólo por la libertad y la independencia de España, sino por la libertad de Francia'. El hecho de que ni Francia ni Gran Bretaña decidieran poner obstáculos a la acción italiana y alemana convenció a Hitler de que su política de anexión de territorios no encontraría ninguna oposición por parte de franceses y británicos".