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Todos los pesqueros del Cantábrico amarran por la ausencia de capturas

El Gobierno propone que se estudie la posibilidad de realizar un paro biológico

Maribel Marín Yarza

Los 210 barcos que integran la flota de bajura del Cantábrico regresaron ayer a sus puertos ante los "catastróficos" resultados de la costera de la anchoa. Las capturas han caído a la mínima expresión -hasta ahora se han recogido 160 toneladas frente a los 7.500 del año pasado- y los 3.000 pescadores del sector "no pueden llevar sustento a sus familias", según el presidente de la Federación de Cofradías de Guipúzcoa, Jaime Tejedor. Los pescadores achacan la situación a la sobreexplotación del caladero, agudizada por el acuerdo de Arcachon, firmado entre Francia y España en 1992, y responsabilizan al Ministerio de Agricultura y Pesca por haber obviado los consejos de los científicos cuando renegoció las cuotas de capturas con el país vecino en diciembre pasado.

Los pescadores anunciaron el paro antes de que la ministra de Agricultura y Pesca, Elena Espinosa, respondiese a la petición que le habían hecho el día 4 de analizar la situación del sector en una reunión, que finalmente se celebrará el martes.

"Aquí hay un hecho claro y es que no hay anchoa", sentenció Tejedor. "Existe una clara sobreexplotación. Se pesca por encima de la capacidad de reproducción de esta especie, en parte porque el Gobierno central da anchoa a otra flota. Si a esto le sumamos la afección por las catástrofes del Erika [1999] y el Prestige [2002] el resultado es la dramática situación que vivimos ahora". Por ejemplo, el barco Dios te salve, con base en Hondarribia y 14 pescadores, había capturado en toda la noche del miércoles apenas 50 kilos de esa especie. "Y estamos de suerte, porque llevamos 20 días llegando a puerto con las manos vacías", aseguraba José Ramón Jauregi, uno de los arrantzales. "Los privilegiados nos hemos llevado 2.500 euros en tres meses pero el resto, unos 400 o 500".

El sector busca desesperadamente soluciones para garantizar los recursos del mar para el presente y también para el futuro. Los arrantzales, con Tejedor a la cabeza, se reunieron ayer en la Cofradía de Pescadores de Hondarriba con el lehendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, y con el consejero de Agricultura y Pesca, también en funciones, Gonzalo Sáez de Samaniego. Ambos se comprometieron a realizar las gestiones oportunas tanto ante el Gobierno central como ante la UE. "Entendemos que a los grandes males hay que ponerles grandes soluciones y una de ellas es empezar a reflexionar sobre la necesidad o no de realizar un paro biológico, que posiblemente sea la única forma de garantizar la pervivencia de este recurso", señaló Samaniego.

Los estudios están en marcha. Científicos de AZTI salieron ayer a la mar en siete embarcaciones para analizar durante cuatro días las causas que podrían explicar la escasa presencia de anchoa en el Golfo de Vizcaya.

También se han iniciado los contactos institucionales. El martes a las 18.00, Espinosa y el secretario general de Pesca, Juan Carlos Martín Fragueiro, se sentarán a una mesa junto a los representantes de la flota de bajura del Cantábrico, que decide mañana si mantienen o no hasta entonces sus barcos amarrados. "Para nosotros, la responsable máxima de esta situación es la ministra, aunque los gobiernos anteriores también lo son, porque el último acuerdo firmado en diciembre de 2004 colmó el vaso". Los científicos, guiados por criterios biológicos, pidieron una reducción de las cuotas en un 85%. Tejedor recordó que, obviando esta opinión y la de los pescadores, sólo se consintió un descenso del 9% hasta las 30.000 toneladas.

El acuerdo de la discordia

El acuerdo de Arcachon, suscrito por Francia y España en 1992, expiró en diciembre de 2002 y no fue renovado hasta un año después por las autoridades de ambos países, ante la falta de acuerdo de sus pescadores. Actualmente, obliga a España (que tiene el 90% de la cuota) a ceder a Francia (10%) un total de 9.000 toneladas de anchoa al año, a cambio de 2.200 toneladas de merluza y otras especies afines, además de un paro de la flota del país vecino entre el 20 de marzo y el 31 de mayo. "La merluza se la lleva Galicia", dice Tejedor, no sin antes sentenciar: "Arcachon es una imposición de dos Estados al sector".

En diciembre pasado, cuando se renegociaban las cuotas de captura de anchoa en la Comisión Europea, los biólogos aconsejaron que se redujesen en un 85% las 33.000 toneladas permitidas de la campaña anterior. "Nosotros solicitábamos también una reducción, aunque a 20.000 toneladas. Pero, ¿qué ocurre? Que así no sería factible Arcachon. Lo dejaron en 30.000 y brindaron con champán", ironiza Tejedor.

La presente campaña también ha revelado una de las paradojas del acuerdo. Francia, que usa redes de arrastre pelágico, pescó sólo en la primera semana 500 toneladas de anchoa, mientras que la flota del Cantábrico ha capturado 160 en todo lo que va de costera. Greenpeace se solidarizó ayer con los pescadores. El senador del PNV Víctor Bravo ha preguntado a la ministra qué medidas adoptará el Gobierno central para resolver la situación.

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