La importancia de los archivos
La noticia aparecida estos días sobre Enric Marco, ex presidente de la Asociación Amical de Mauthausen, de su gran mentira respecto a su paso por el campo de exterminio nazi de Flossenburg nos ha impactado..., es desoladora.
El daño moral y material hará que sea irreparable para todos cuantos sufrieron realmente esas deportaciones, máxime cuando la mayoría ya han fallecido y no podrán poner el grito en el cielo y situar en el lugar de la historia que le corresponde a ese "señor" que durante tantos años han llamado compañero.
Pero aprovechemos la ocasión. No hay mal que por bien no venga. Una vez más me siento en la obligación de denunciar la "pseudohistoria" que se está realizando en estos momentos, que se basa en la recopilación y publicación de testimonios orales que no son contrastados con la documentación escrita existente..., y en esta ocasión el "montaje" se ha desmantelado porque, ¡eureka!, "un historiador no encontraba su nombre en los archivos de Flossenburg".
Y aquí enlazamos con el tema principal de esta carta. Se da muy poca importancia a los problemas reales de los archivos -digo bien, problemas reales (como la falta de personal y espacio físico)- y, sin embargo, temas colaterales como la discusión sobre "la unidad del Archivo de Salamanca" llevan años chorreando tinta en nuestros periódicos.
Dado el poco valor que estamos dando a los archivos, afirmo que dentro de varios lustros será más difícil escribir la historia de los "tiempos presentes" (por ejemplo, la transición democrática en España) de lo que nos ha resultado hacerlo de la Segunda República y la Guerra Civil, a pesar de la devastación documental que produjo esta última... Y si no, al tiempo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.