Una falsa alarma obliga a desalojar la Casa Blanca y el Capitolio
Durante unos minutos, Washington revivió ayer el nerviosismo del 11-S. Una avioneta Cessna 150 desafió las restricciones de sobrevuelo y llegó a estar dentro del perímetro de cinco kilómetros que rodea los centros de poder de la capital. El mando aéreo recomendó la evacuación inmediata del Congreso, el Tribunal Supremo y la Casa Blanca, que durante ocho minutos estuvo en alerta roja, el código máximo de seguridad. Un helicóptero Black Hawk y dos aviones F-16 sobrevolaron el centro de la ciudad y lanzaron bengalas de advertencia a la avioneta, cuyo piloto "no respondía a los intentos de comunicación", según el portavoz, Scott McClellan. A los 15 minutos, con el aparato bajo control, volvió la calma. El presidente Bush estaba montando en bicicleta en Maryland en el momento de la alarma.
El desalojo del Capitolio llevó a la calle a miles de empleados y asistentes de congresistas, con algún grito en los primeros instantes. En la Casa Blanca, la policía dirigió con las armas en la mano la tensa salida de funcionarios y periodistas. Una comitiva de vehículos -con el vicepresidente, Dick Cheney- abandonó el recinto, para volver a los 15 minutos. La avioneta fue obligada a aterrizar a 80 kilómetros de Washington. La policía detuvo a dos personas, aparentemente un instructor de vuelo y su alumno, que volaban desde Pennsylvania hasta Carolina del Norte. Ambos fueron puestos en libertad tras comprobarse que se trató de un despiste.
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