_
_
_
_
58º FESTIVAL DE CANNES

Fría acogida en la apertura del certamen a la película francesa 'Lemming'

Sólo Charlotte Rampling y Charlotte Gainsbourg llenan la pantalla en el filme de Molle

El Festival de Cannes parece estar obligado a ser inaugurado cada año con una película francesa, aunque decepcionen, como en este caso: Lemming, la nueva película del francés Dominik Molle, director de Harry, un amigo que os quiere bien, que gustó mucho aquí hace cinco años. Antes de la proyección de esta nueva película había un ambiente alegre entre los periodistas, que se saludaban con optimismo ante la perspectiva de un festival de calidad. Al final, por el contrario, un silencio gélido coronó el estreno. Hoy se proyecta Match point, de Woody Allen.

Más información
Presidente del jurado con dos 'palmas de oro'
¿Dónde está Central Park?

Lemming tiene, sin embargo, una primera parte que se siguió con interés y buenas sonrisas. Un joven matrimonio parisiense, muy enamorado, encuentra en una tubería de desagüe el cuerpo atrapado de un lemming, es decir, de un roedor que sólo vive en Escandinavia, provocándoles sorpresa e inquietud. La aparición del bicho trastoca su felicidad, ya que en la segunda mitad de la película su relación amorosa se complica por la aparición de otro matrimonio de mayor edad corroído por el odio y el rencor; la historia deriva entonces hacia situaciones oníricas que a muchos parecieron caprichosas, y no exentas de pretenciosidad y de efectismos: pesadillas, suicidios, asesinatos...

Hay quien dice que Lemming se inspira en Bergman y en Hitchcock, quizá en lo peor de uno y en lo mejor del otro; para quien esto escribe, son sus actrices, las dos Charlotte, Rampling y Gainsbourg, la falsa mala y la supuesta ingenua, quienes llenan la pantalla de vida con cada una de sus miradas, a veces amargas y por momentos misteriosas e inquietantes, a lo que tal vez ayuden ciertos retoques faciales recientes... Sea como fuere, no puede hablarse de que Cannes haya tenido este año una inauguración triunfal.

Nacionalidad

Han declarado los responsables del festival que definir la nacionalidad de las películas se ha convertido en un problema. Las coproducciones financieras están tan repartidas que es imposible establecer un único país propietario. Dicen que se podría considerar que la nacionalidad estuviera marcada por la del director, pero arguyen que con frecuencia los directores son de nacionalidad distinta a la del país donde se rueda, a la de los productores que pagan o a la de la novela en que se inspire.

Tras muchas deliberaciones, Gilles Jacob, el presidente de Cannes, y Thierry Frémaux, el director artístico, que repite por quinto año desafiando todo pronóstico, han decidido no mencionar país alguno para que así las películas se presenten por sí mismas; en todo caso, consideran que podrían agruparse por continentes: europeas, americanas del norte y del sur, asiáticas, africanas... Así no se les acusaría de chovinistas.

Los jefes de Cannes aman las teorías y suelen hacer pomposas declaraciones con tanta frecuencia como francesas son las películas de sus inauguraciones. Un tanto excepcional fue el pasado año con La mala educación, de Almodóvar, aunque, eso sí, auspiciada por sus coproductores y distribuidores franceses. Además, Pedro es Pedro.

Contradictoriamente a tantos dimes y diretes, este Cannes hace especial hincapié en el cine de las nacionalidades. Frente a la playa se ha levantado una enorme carpa denominada Sala del Cine del Mundo, donde se ofrecen a las gentes de la ciudad ciclos de películas ya conocidas en festivales anteriores, divididas por países: Marruecos, México, Austria, Perú, Sri Lanka, Filipinas... A México, por su parte, se le hacen diversos honores: hay un ciclo, Cine clásico, y unas proyecciones al aire libre en la playa, donde películas de Emilio Fernández o la recuperación de Los olvidados, de Buñuel, tienen un papel destacado. Hay actriz mexicana en el jurado (Salma Hayek) y película mexicana en competición. Y un documental de Arturo Ripstein que se estrenará en la sección Una cierta mirada...

Es hoy cuando realmente comienza la 58ª edición de Cannes, y con un programa tan prometedor que la primera proyección es la última película de Woody Allen, Match point. El día de inauguración suele ser de trámite. Cuestión de mercado. Aprovechando el eco publicitario que acarrea inaugurar el festival más grande del mundo, Lemming se estrenó ayer al mismo tiempo en toda Francia.

Charlotte Rampling, en Cannes.
Charlotte Rampling, en Cannes.REUTERS

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_